La cara oculta de ChatGPT: OpenAI empleó a kenianos por menos de 2 euros/hora para supervisar contenidos

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©[PublicDomainPictures] via Pixabay.com. / ©[OpenAI] / Montaje: 20Bits.
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ChatGPT fue una de las innovaciones tecnológicas más impresionantes de 2022, debido a que este chatbot de inteligencia artificial (IA) puede generar textos sobre cualquier tema. Time informa que "según los informes, el creador está en conversaciones con inversores para recaudar fondos a una valoración de 29 mil millones dólares, incluida una inversión potencial de diez mil millones de dólares por parte de Microsoft". 

Tras el éxito, el mismo medio de comunicación indica que OpenAI "utilizó trabajadores kenianos subcontratados que ganaban menos de dos euros por hora". El socio de subcontratación de OpenAI en Kenia fue Sama, una empresa con sede en San Francisco que emplea a trabajadores en Kenia, Uganda e India para etiquetar datos para clientes de Silicon Valley como Google, Meta y Microsoft.

Sama se promociona como una empresa de "inteligencia artificial ética" y ayudó a más de 50.000 personas a salir de la pobreza, no obstante, Partnership on AI (una coalición de organizaciones de inteligencia artificial a la que pertenece OpenAI) señala que "a pesar del papel fundamental que desempeñan estos profesionales de enriquecimiento de datos, un creciente cuerpo de investigación revela las condiciones laborales precarias que enfrentan estos trabajadores".

Los empleados kenianos crearon una herramienta para detectar contenido tóxico y minimizar la cantidad de contenido violento y sexual en ChatGPT. Los contratos establecían que OpenAI pagaría un sueldo de 11,50 euros por hora, pero desafortunadamente, un agente que trabajaba en turnos de nueve horas podía ganar 1,32 euros por hora tras quitar los impuestos.

"Un portavoz de OpenAI dijo en un comunicado que la compañía no emitió ningún objetivo de productividad y que Sama era responsable de administrar las disposiciones de pago y salud mental de los empleados", comunica Time. Finalmente, la decisión de Sama de finalizar su trabajo con OpenAI significó que los empleados ya no tuvieran que lidiar con textos e imágenes tóxicas.

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