Después de décadas de desarrollo, Starship por fin ha conseguido este 2023 llevar a cabo dos lanzamientos de prueba. Tanto en el vuelo de abril como en el de noviembre, el megacohete de SpaceX ha terminado explotando, pero en el caso de que impactase contra la Tierra mientras sigue funcionando liberaría más energía que las bombas de Hiroshima y Nagasaki juntas.
El vehículo espacial que la NASA planea utilizar en la tercera misión de Artemis, el proyecto que pretende enviar de nuevo a seres humanos a la Luna y en el que el Gobierno español participa, está preparándose para su vuelo número tres. Hace poco, el equipo realizó la prueba de fuego estático y encendió los motores Raptor 33 del prototipo de la etapa superior Ship 28, demostrando que ya están casi listos para volver a despegar. No obstante, y aunque el cohete sea muy impresionante, su potencia podría a llegar a ser peligrosa y, por ello, tuvieron que adaptar la plataforma de lanzamiento y está diseñado para autodestruirse en el aire si algo falla.
Las consecuencias si Starship colisionase con la Tierra
En los dos vuelos de prueba realizados, SpaceX no ha podido recuperar el cohete para estudiarlo y mejorarlo, pero está diseñado para que pueda reutilizarse en el futuro. Por lo tanto, sus ingenieros planean que Starship pueda aterrizar sobre la superficie terrestre sin que eso sea negativo para los alrededores.
Para que eso ocurra sin complicaciones, el equipo debe tener un gran control del vehículo. De lo contrario, un impacto descontrolado podría dar lugar a un tsunami y generar una gran cantidad de polvo a la atmósfera, llegando a bloquear la luz solar y temperaturas extremadamente bajas.
Las dimensiones de Starship son colosales. Es el cohete más grande y potente jamás construido. Mide 121 metros de alto, 23 más que el cohete SLS (Space Launch System) que la NASA utilizó para el primer lanzamiento de Artemis. Además, su masa de 5.000 toneladas equivale a la masa total de unas 100.000 personas.
Según las estimaciones, si el tercio superior de Starship fallara después de alcanzar una altitud de varias decenas de kilómetros y regresase entero a la Tierra sin autodestruirse, su impacto generaría una energía equivalente a 100 kilotones de TNT. Esta cifra sería tres veces mayor que la energía liberada por las bombas atómicas que explosionaron sobre Hiroshima y Nagasaki y que marcaron el final de la Segunda Guerra Mundial.
Que Starship se haya destruido en los dos lanzamientos que se han hecho no es del todo un accidente. El equipo de SpaceX creó un sistema de terminación de vuelo que se encarga de que el cohete explote antes de impactar contra la Tierra para evitar daños mortales.
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