"La tecnología no es un problema": por qué en España no tenemos todavía voto electrónico en plena era digital

  • Si bien los medios tecnológicos para votar a través de Internet están plenamente desarrollados, en nuestro país y en la mayoría de Europa el voto electrónico está muy lejos de implantarse. Los expertos nos cuentan por qué.
Un empleado del ayuntamiento de Licking, en Ohio, muestra el funcionamiento de un ordenador para voto electrónico en EE UU.
Un empleado del ayuntamiento de Licking, en Ohio, muestra el funcionamiento de un ordenador para voto electrónico en EE UU.
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Un empleado del ayuntamiento de Licking, en Ohio, muestra el funcionamiento de un ordenador para voto electrónico en EE UU.

¿Por qué no podemos votar telemáticamente el próximo 23J? Ante unas elecciones veraniegas, en las que poder hacer uso de un servicio de voto electrónico sería muy útil, muchos nos hacemos la misma pregunta.

¿Responde a que haya un desinterés político por parte de la ciudadanía? ¿Quienes están desinteresados en implementar el servicio son los partidos y organizaciones gubernamentales? ¿Existen impedimentos legales? ¿O quizás son problemas técnicos lo que impide la puesta en marcha del voto por medios digitales? Desde 20Bits hemos hablado con varios expertos para que nos expliquen el motivo de que todavía, en plena era tecnológica, no podamos votar electrónicamente.

El anuncio de la celebración de las próximas elecciones generales al Gobierno de España el día 23 de julio no estuvo exento de críticas, las cuales mayoritariamente se centraban en el hecho de que gran parte de la población estará en plenas vacaciones, lo que podría afectar de forma negativa a la participación en los comicios.

Inmersos en un momento tan digital como el que vivimos, la tecnología ha transformado todos los aspectos de la vida cotidiana y los procesos electorales no son una excepción. Desde el registro de votantes hasta el conteo de papeletas, en las últimas décadas hemos sido testigos de varios avances tecnológicos en la manera en que se desarrollan las elecciones. Pero el voto electrónico todavía no es uno de esos avances —al menos, no en España—.

Sí lo es, sin embargo, en 34 de los 178 países incluidos en la base de datos del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, según la información proporcionada por la empresa tecnológica Entelgy. En estos lugares se puede ejercer el voto electrónico, ya sea a nivel nacional o regional.

No somos el único país europeo donde no se puede votar electrónicamente, lo extraño es más bien al revés, ya que solo cuatro países de la UE lo permiten en la actualidad: Bélgica, Bulgaria, Estonia y Francia —este último, con matices, pues está disponible solo para ejercerse en el extranjero y únicamente en algunos procesos electorales—. En otros territorios ha habido intentos de aprobar el sistema, como en Alemania, Holanda, Reino Unido o Suiza, donde casi llegó a ser una realidad, pero se interrumpió en el último momento por preocupaciones sobre la seguridad del mecanismo.

¿Y qué pasa en España?

En nuestro país se han desarrollado algunos intentos a lo largo del tiempo. Algunos de los más destacados son el sistema Demotek, patentado por el Gobierno Vasco en 1998, que empleaba urnas que escaneaban las papeletas, cuyos datos estaban cifrados, y llegó a testarse en las elecciones autonómicas de Cataluña de 2003. También se realizaron pilotos con otros sistemas en Toro (Zamora) y Pol (Lugo) en 2004, así como en el referéndum de la Constitución Europea de 2005”, explican desde Entelgy.

No obstante, es un tema que siempre suscita dudas: “La automatización del recuento de votos y la digitalización del sistema electoral, con las implicaciones de seguridad correspondientes, han sido motivo de debate a lo largo de la historia. Si bien existen tecnologías avanzadas y confiables en analítica de datos, automatización o blockchain para digitalizar los procesos democráticos, todavía queda camino por recorrer para que el voto electrónico sea una realidad en España y en otros países. La regulación electoral, la confianza en estos sistemas por parte de la ciudadanía y la robustez de los mismos seguirán siendo sujeto de análisis en los próximos años”, asegura José Antonio Rocha, director de Digital Business Process en Entelgy.

Como es bien sabido, la normativa electoral española contempla el voto por correo, una herramienta que nos permiten compatibilizar nuestro periodo de descanso con el ejercicio del derecho a votar. Pero se trata de un mecanismo poco ágil y bastante incómodo, ya que hay que solicitarlo previamente, recoger la documentación que nos llega a casa —donde puede que no estemos cuando pase el cartero con el certificado—, llevar nuestro voto a la oficina de Correos y esperar las colas que se forman en las oficinas cuando se aproximan las elecciones.

A diferencia de este, “el voto electrónico no es legal en España”, recuerda Rafael Rubio, profesor de la Escuela de Asuntos Públicos y de Gobierno de IMF Smart Education y catedrático de Derecho Constitucional. Aunque, como decimos, desde 2004 se vienen realizando pruebas aisladas en distintas elecciones, “no existe un marco legal que lo regule y, por tanto, hoy en día no es posible ponerlo en marcha sin una modificación legal”, subraya.

¿Cómo funciona el voto electrónico?

Tal y como señala Rubio, “es importante distinguir entre el voto electrónico que se realiza en una urna digital y el voto a través de Internet”. El primero, detalla, existe en un buen número de países como Bélgica, Brasil, Bulgaria, India, Filipinas o Venezuela. El segundo es mucho menos habitual, utilizándose solo en Estonia o en países como Estados Unidos o Filipinas para el voto de los militares desplazados o los residentes en el extranjero.

La votación electrónica a través de urnas electrónicas es un sistema en el que la preferencia del votante queda registrada electrónicamente y los datos almacenados son transferidos al centro de conteo.

Habría también una posibilidad de sistema mixto, en el que el ciudadano realiza su selección en una máquina de votación que imprime un resguardo de papel que debe escanearse en otro dispositivo.

Finalmente, están los sistemas de voto electrónico por Internet, que permiten al votante realizar la selección mediante la conexión a una página web a través de cualquier dispositivo electrónico.

¿Tenemos la tecnología disponible?

La tecnología no es un problema para la puesta en marcha del voto electrónico”, dice tajante el catedrático de Derecho Constitucional. Hoy en día, destaca, “tecnologías como blockchain garantizan la integridad y el secreto necesario”. En todo caso, valora que es más difícil “demostrar la libertad, la ausencia de influencia externa en la toma de decisión”, pero en esto, añade, “no hay mucha diferencia con el voto presencial”.

Sobre este sistema tienen más información desde la consultora Sede Blockchain: “La tecnología blockchain ofrece características como la transparencia, la inmutabilidad y la seguridad, lo que la convierte en una opción interesante para garantizar la integridad y la confianza en los procesos electorales”, afirman.

Creen que al utilizar blockchain se podrían lograr varios beneficios. “Por ejemplo, se podría tener un registro descentralizado y transparente de todas las transacciones relacionadas con el voto, lo que permitiría una mayor verificación y seguimiento. Además, la naturaleza inmutable de esta tecnología ayudaría a prevenir la manipulación de los votos y garantizar la integridad de los resultados electorales. Cada voto registrado en la cadena de bloques sería permanentemente almacenado y no podría ser alterado sin el consenso de la red”.

Asimismo, tal y como indica esta compañía, mediante el uso de mecanismos de cifrado y firma digital, se podría asegurar la identidad de los votantes y proteger la privacidad de sus datos personales durante el proceso de votación.

La compañía Veridas es una de las empresas en España que podría implementar soluciones para identificar y verificar a las personas de manera remota, digital o presencial, al igual que se hace para otras gestiones, como abrir una cuenta bancaria. “Antes tenías que acudir a una sucursal y una persona comprobaba tu identidad, pero eso ya ha cambiado. Nosotros ofrecemos tecnología para que ese proceso se pueda hacer de manera remota”, informa Marta Morrás, manager de contenidos de la empresa.

“Con nuestra tecnología, el día de las elecciones o previamente, el ciudadano verificaría su identidad a través de un proceso de onboarding que consiste en verificar un documento de identidad. A través de un móvil, escaneas tu documento por la parte delantera y trasera. Esto se realiza con motores de IA que analizan más de 30 medidas de seguridad como ocurre con el DNI español. Una vez verificas que el documento es válido, que no ha sufrido modificaciones y que no está caducado, pasas al siguiente paso: la verificación biométrica. A través de un selfi, esa imagen se compara con la del DNI para comprobar que la persona es la dueña de ese DNI. Se añade esta capa biométrica para vincular este DNI a la persona que está haciendo el proceso. De esa manera, verificas la identidad de esa persona y se podría habilitar el resto del proceso”, añade.

Morrás cree que “es cuestión de tiempo que esto se implante en el proceso electoral”. “Sería muy conveniente para cualquier ciudadano poder votar de esa manera”, continúa, porque con los sistemas actuales “la verificación de identidad es acudir a un colegio electoral y puede ser un vecino quien verifica tu identidad”. “Puedo ser yo y acudir con el DNI de mi hermana. La seguridad es bastante baja”, destaca.

Una vez verificas que el documento es válido, que no ha sufrido modificaciones y que no está caducado, pasas al siguiente paso: la verificación biométrica

Si tenemos los medios técnicos, ¿por qué no lo hacemos?

Implementar un sistema de voto por correo basado en blockchain no es sencillo y requeriría un “diseño cuidadoso” y consideración de diferentes aspectos, como “la accesibilidad para todos los votantes, la protección contra posibles ciberataques y la confianza en la tecnología por parte de los participantes”, reconocen desde Sede Blockchain.

De manera general, independientemente del sistema por el que se optase, el que no exista el voto electrónico “es un problema de falta de necesidad”, según la opinión del catedrático de Derecho Constitucional Rafael Rubio.

“El funcionamiento del sistema electoral, uno de los más seguros y rápidos del mundo, hace que no haya existido una demanda social del voto electrónico. Además, existe un problema ‘cultural’, el sistema de voto físico es transparente para cualquiera mientras que el voto electrónico tiene un problema de explicabilidad, es transparente solo para algunos, aquellos con conocimientos técnicos suficientes, y esto puede provocar sospechas y dudas, que solo se disipan con un esfuerzo pedagógico previo y amplio y con su ejercicio en sucesivos procesos electorales”, concluye.

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