El fin de una empresa familiar

Shitennoji

Sabido es que la inmensa mayoría de las empresas fracasan, sin llegar jamás a convertirse en grandes, ni siquiera a sobrevivir mucho tiempo. Para confirmarlo una empresa familiar japonesa acaba de desaparecer tras tan sólo 14 siglos de existencia: 40 generaciones dentro de la misma familia, la compañía más antigua del mundo. La empresa Kongo Gumi se dedica sobre todo a la construcción de templos, que inició participando en la obra del más antiguo de Japón, el santuario budista de Shitennoji en Osaka, ordenado construir por el legendario Príncipe Shotoku en el año 593, tras su victoria militar sobre el Clan Monobe, opuesto a la entrada del budismo en Japón. Y para hacerse una idea de la calidad del trabajo de Kongo Gumi hay que destacar que el templo sigue en pie hoy día. Eso es una constructora, y no lo que se ve por aquí. Aunque lo que ha acabado con la empresa no han sido las quejas sobre sus productos, sino la especulación: en los años 80 la empresa pidió préstamos para aprovechar la burbuja inmobiliaria japonesa, préstamos que ahora (después del colapso de los precios en 1991-92 y años de deflación) es incapaz de devolver. En enero sus activos fueron absorbidos por una constructora mayor, y se acabaron los 1.428 años de independencia de Kongo Gumi. En una sociedad que venera tanto la tradición como la japonesa, sus directivos deben estar realmente mortificados. Jugando al golf, pero mortificados.

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