Tiempos de gorrinos aeronautas

cerdovolando

Parecía imposible, pero ha ocurrido: las fonográficas, cogidas como están por las gónadas por las empresas de tecnología, están reluctantemente recuperando el juicio. El anuncio de que EMI va a distribuir su música en formatos digitales de alta calidad y sin ningún tipo de protección anticopia o candado tecnológico es un indicio de que la obstinación y la arrogancia pueden luchar contra la gravedad, pero sólo durante un tiempo; y de que las leyes básicas del universo están ganando esta batalla, como todas. Y sin embargo hay un pero que poner a la general alegría que cualquier ser racional puede sentir ante la noticia y su previsible extensión a otros ámbitos (¿escucha alguien en las sociedades de gestión?). Y es que el acuerdo entre EMI y Apple hace que la ausencia de anticopias sea un privilegio que hay que pagar; un lujo que se cobra aparte. Es como si en una tienda de ropa le cobraran extra por quitarle la etiqueta antirrobo; como si la música naciera con el candado puesto, y el benevolente papel de los amos del 'copyright' fuera proporcionar el servicio de limpiarla de ese pecado original. Puede que los cerdos vuelen, pero no dejan de ser carne de cochiquera.

Primero nos ponen un candado donde no lo había, y después nos cobran por quitarlo. Es una mentalidad que se parece demasiado a la 'protección' de las mafias, o el viejo chantaje de toda la vida; una forma de pensar reveladora. Debemos alegrarnos de que un poco de sentido común parezca estar penetrando por fin en la dura mollera de la industria fonográfica; debemos esperar que este eco de inteligencia sea escuchado en los imperios de la gestión de derechos de autor. Pero no debemos descuidarnos, porque la mentalidad depredadora sigue estando ahí. Aunque hoy toca felicitarse porque una empresa ha dado, a regañadientes, un paso en la buena dirección. Quién sabe: igual acabamos disfrutando del jamón aéreo.

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