El privilegio de estar conectados: en Sudáfrica venden la contraseña del WiFi de la escuela a cambio de dinero para el almuerzo

Para muchos de estos niños es un lujo poder comprarse el almuerzo.
Para muchos de estos niños es un lujo poder comprarse el almuerzo.
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Para muchos de estos niños es un lujo poder comprarse el almuerzo.

Millones de niños pobres en Sudáfrica no tienen acceso a Internet en casa, sin embargo, en la escuela cuentan con conexión de forma gratuita como estudiantes.

Por este motivo, muchos de ellos, para quienes el almuerzo es un lujo, venden la contraseña WiFi de su escuela por unos cuantos dólares, los suficientes para poder comprar el almuerzo.

Este ‘intercambio’ se ha convertido en un pequeño negocio lucrativo para combatir el hambre entre los niños en edad escolar.

Este mercado de compradores a las puertas de la escuela funciona de la siguiente manera: los estudiantes revelan la contraseña WiFi de la escuela por una pequeña tarifa a las personas que viven cerca del edificio y no tienen Internet en casa o datos en sus teléfonos.

Según publica un informe de Rest of World, aproximadamente, el coste de saber esta contraseña es de entre 10 y 20 rands, lo que equivale a entre 0,70 y 1,40 dólares.

En este mismo informe, un niño de 13 años que vive en Duduza, a 56 kilómetros de Johannesburgo, cuenta su experiencia diciendo que un buen día puede sacar unos 50 rands (3,50 dólares).

Teóricamente, el WiFi en las escuelas de Sudáfrica es gratuito tanto para estudiantes como para maestros, asimismo, los hogares pobres cercanos consideran que también tendría que ser accesible de forma abierta para ellos.

Sudáfrica cuenta con una de las infraestructuras de telecomunicaciones más desarrolladas del continente, sin embargo, es el país más desigual del mundo. En un extremo se encuentran casos como este en el que los estudiantes filtran contraseñas WiFi a cambio de dinero en efectivo y, al otro lado, la necesidad de algunos por tener un acceso a Internet barato.

Algunos servicios gubernamentales esenciales comienzan a distribuirse a través de Internet, hasta el entretenimiento diario, por lo que muchas familias, las que pertenecen a los municipios más pobres del país, luchan por pagar como pueden los datos de Internet para sus teléfonos.

Data Must Fall

En 2016, los internautas de Sudáfrica comenzaron la campaña Data Must Fall que, bajo el hashtag de protesta anticolonialista #MustFall, acusaban a los operadores locales de telecomunicaciones de establecer precios desorbitados para el acceso a Internet. Algo exagerado incluso comparándolo con otros países africanos.

Dos años después, una agencia gubernamental les dijo a Vodacom, MTN y Cell C, las principales empresas de telecomunicaciones de Sudáfrica, que redujeran sus precios y algunas lo hicieron hasta en un 50%.

Para marzo de 2020, las tres empresas de telecomunicaciones anunciaron que habían reducido los paquetes de datos y se comprometieron a ofrecer datos gratuitos para servicios esenciales.

Actualmente

La mayoría de las familias de bajos ingresos aún no pueden pagar los datos para acceder a los servicios en línea esenciales.

La mayoría de los hogares de bajos ingresos viven por debajo del umbral de pobreza de 561 rands (37 dólares) al mes, según este informe. Por ello, no pueden pagar un acceso regular a Internet, ya que los paquetes de datos 4G ilimitados más baratos cuestas alrededor de los 450 rands (32 dólares).

Duduza cuenta con la escuela Tandi Eleanor Sibeko (TES) y la escuela secundaria Asser Maloka, ambas con acceso WiFi gratuito y en las dos se venden las claves por parte de los estudiantes.

Algunos residentes de los lugares aledaños que no tienen ni escuela ni conectividad pública caminan hasta 6 kilómetros para conectarse al WiFi de una de estas dos escuelas.

El uso de Internet, al igual que en cualquier país del mundo, está asociado al ocio y a lo laboral. En Sudáfrica hay 3,3 millones de jóvenes que no tienen trabajo y que se comunican con posibles empresas que puedan darles trabajo a través de correo electrónico, según ha detallado Rest of World.

Consecuencias de este mercado ilegal

Acceder de esta forma a la contraseña WiFi de la escuela significa, a su vez, violar la seguridad de los guardias de la misma.

Pero no solo eso, la venta ilegal de estas claves implica que, durante el horario escolar, tanto estudiantes como personal, tengan un acceso a Internet excesivamente lento, ya que las redes están siendo utilizadas por demasiados dispositivos que no pertenecen a este núcleo.

La directora de la escuela TES, Moyeni Skosana, en declaraciones a Rest of World, dijo que habían intentado detener esta venta ilegal, pero que, por mucho que lo intentaron no pudieron, tanto con ayuda de la policía como de la propia seguridad de la escuela.

Además, desde el centro aseguran que mientras existan desigualdades sociales en los municipios no se podrán igualar las oportunidades digitales. Bongani Masimula, representante del comité de Tecnologías de la Información y la Comunicación del TES, explica que al principio en la escuela tenían cámaras de vigilancia que fueron robadas.

Proyecto de banda ancha

El gobierno sudafricano se embarcó en un proyecto de 27 millones de dólares en 2017 para brindar conectividad de banda ancha a las instalaciones gubernamentales y acceso de banda ancha al 90 % de la población del país para 2020.

Al parecer, el plan era tener cobertura universal de Internet de banda ancha para 2030, pero el progreso del proyecto está siendo más lento de lo esperado.

Las áreas públicas donde la gente suele pasar el rato para conectarse a Internet gratis sufren de mala conectividad y las personas apenas logran enviar ni descargar mensajes de texto básicos.

Las escuelas están mirando para tener mejores señales de Internet destinadas a facilitar el avance académico. Muchos consideran que los recursos del Gobierno, como el WiFi de la escuela, deberían ser gratuitos para que todos los usen cuando y como lo consideren conveniente.

En municipios cercanos como Kwathema, a unos 15 kilómetros de distancia, el Gobierno ha comenzado a instalar redes de cable de fibra óptica como parte del proyecto de banda ancha, para brindar acceso a Internet básico asequible no solo a los municipios, sino también a los pueblos periurbanos y pequeños. Pero el proyecto aún no se ha completado y los precios por hogar aún no se han determinado. 

En los municipios, se puede encontrar WiFi abierto en algunos lugares públicos, como clínicas y centros de negocios municipales locales, pero los residentes luchan por obtener conexiones reales.

También se han hecho promesas para el suministro de datos gratuitos a los hogares. Mientras esperan, la opción disponible para los jóvenes del municipio como los de Duduza es violar las contraseñas de WiFi de la escuela.

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