Las amenazas de la inteligencia artificial: ¿quién se hace responsable de los daños que causa?

  • Las oportunidades y los beneficios de la IA son evidentes, pero también genera importantes amenazas para nuestra sociedad, en especial, a determinados derechos fundamentales.
Los robots y la inteligencia artificial se pueden convertir en grandes apoyos.
Los robots y la inteligencia artificial se pueden convertir en grandes apoyos.
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Los robots y la inteligencia artificial se pueden convertir en grandes apoyos.

Se considera una tecnología como disruptiva cuando comporta un cambio o ruptura importante en nuestras vidas y en los servicios que ofrece. Probablemente desde la aparición de Internet, podemos afirmar que la inteligencia artificial (IA) capitanea este carácter de tecnología disruptiva

Jordi Ferrer

Jordi Ferrer Guillén

  • Profesor en EAE Business School

La reciente aparición de ChatGPT ha sido la espoleta de un gran debate sobre esta tecnología, pero que ya hace muchos años que nos acompaña de forma cotidiana y nos hace más fácil la vida, como cuando el GPS del coche te sugiere cambios de recorrido idóneos según el estado del tráfico.

La IA combina tecnologías para trabajar con gran volumen de datos, con algoritmos avanzados y con una gran capacidad de procesamiento. En los últimos años, el avance en IA en servicios a la ciudadanía, al desarrollo empresarial y servicios de interés público ha crecido de forma relevante.

Las oportunidades y los beneficios son evidentes, pero también genera importantes amenazas para nuestra sociedad, en especial, a determinados derechos fundamentales.

Pero comenzamos con los beneficios potenciales de la IA para la humanidad y que son múltiples. Nos está ayudando en la mejora de la atención sanitaria con diagnósticos y prevención de enfermedades, a que los vehículos sean más seguros y con la conducción autónoma, aumenta la eficiencia de la agricultura, con el cambio climático, la IA ayuda en la seguridad del trabajo y que la robótica sea más eficiente. 

La IA está generando mucha innovación y nuevos puestos de trabajo, aunque también comportará que determinados trabajos realizados por humanos pasen inexorablemente a ser prestados por las máquinas con IA. Al menos determinadas tareas. La formación ha de tener un papel crucial para prevenir el desempleo y garantizar una mano de obra cualificada.

No podemos negar los innumerables beneficios y oportunidades que nos trae la innovación y desarrollo de la IA, pero algunas noticias publicadas recientemente deben plantearnos un proceso de reflexión. Geoffrey Hinton, investigador conocido como 'el padrino de la IA' por sus enormes aportaciones, ha dimitido de su puesto en Google. En el mes de marzo de 2023, un grupo de más de 1000 expertos en IA firmaron un manifiesto para “frenar temporalmente” nuevos desarrollos en espera de una regulación.

ChatGPT como sistema de inteligencia artificial generativa ha mostrado la facilidad que nos ofrece la IA para crear noticias falsas de gran verosimilitud, fotografías del Papa o de Donald Trump muy reales, pero que no lo son (las denominadas 'deepfakes'). Recordar que es una tecnología que todos tenemos a nuestra disposición, y que la ética de las personas en el uso de la tecnología puede ser muy dispar y que un uso inadecuado puede comportar importantes daños reputacionales y riesgos en la toma de decisiones por las personas. Ya tenemos antecedentes en procesos electorales por todos conocidos.

Los resultados que nos da la IA dependen de los datos utilizados, por lo que se puede sesgar, incluso de forma involuntaria, su diseño y los propios datos. Por otro lado, el uso de meros algoritmos para evaluar posibles situaciones complejas no comporta que la IA sea objetiva y puede provocar perjuicios inadecuados.

Otra de las amenazas es utilizar inteligencia artificial en la toma de decisiones y que pueden tratar datos como la etnia, sexo, edad... Podemos poner ejemplos en procesos de contratación y despido laboral, procesos de investigación policial con seguimientos e incluso detenciones predictivas por el sistema, sistemas de salud con tomas de decisiones injustas.

La IA también plantea claros riesgos para la privacidad de las personas. Sistemas de reconocimiento facial, de seguimiento de personas o de perfilado y segmentación pueden provocar un claro perjuicio a las personas. La normativa de protección de datos personales establece ciertos límites, pero no son suficientes.

No menos relevante tenemos el problema de determinación de la responsabilidad de los daños causados por un servicio que use IA. Ya tenemos situaciones generadas con implicación de vehículos con sistemas de conducción autónoma en Estados Unidos… ¿es responsable el conductor, el propietario, el fabricante o el algoritmo?

Estamos esperando un ecosistema normativo que nos genere confianza, en que prime la supervisión humana, la transparencia, la solidez técnica y la no discriminación y equidad. Se espera que antes de finales del 2023 la Unión Europea establezca las primeras reglas de juego sobre la inteligencia artificial.

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