Inteligencia Artificial

Un marco normativo específico para los desafíos de la IA

Proliferan nuevas formas de cometer delitos a medida que avanza la tecnología.
El peligro de la tecnología no está en la herramienta, sino en lo que se puede hacer con ella.
ISTOCK
Proliferan nuevas formas de cometer delitos a medida que avanza la tecnología.

La Inteligencia Artificial (IA) está transformando el mundo en el que vivimos. Aunque hace años que comparte espacio con el ser humano en su día a día, su protagonismo ha aumentado con la irrupción del ChatGPT. Desde que se lanzó a finales de noviembre 2022, este chatbot se ha convertido en la aplicación de internet con el crecimiento más rápido de la historia.

Su popularidad masiva ha despertado todo tipo de inquietudes sobre cómo repercutirá en el futuro de la humanidad y cuál será el impacto en la sociedad. La Unión Europea (UE) ha sido la primera en crear un marco ético y legal para la IA, pero hasta el año 2026 no comenzará a aplicarse plenamente.

"No creo que esté obsoleta para entonces porque se está trabajando en un reglamento general y flexible. De hecho, la idea en los próximos dos años es seguir desarrollándola tanto por parte de la Comisión Europea, como por las agencias de supervisión de la IA de cada país y por cada sector", señala Borja Adsuara, experto en Derecho Digital. 

Nueva forma de delinquir

A medida que ha avanzado la tecnología y se ha multiplicado la dependencia de la misma, también ha proliferado una nueva forma de cometer delitos. No obstante, el letrado advierte de que el peligro no reside en la herramienta, sino en lo que el ser humano puede hacer con ella. "Muchos de los malos usos de la IA ya están regulados. La tecnología va cambiando pero a los seres humanos se nos ocurren las mismas maldades. Eso de que no existe regulación es mentira porque da lo mismo que se haga una estafa con el timo de la estampita que mediante la clonación de la imagen y de la voz de una persona a partir de la IA", apunta Adsuara. "Por eso hubo que reformar el Código Penal en 2015: para incluir los ciberdelitos, aunque realmente había muy pocas infracciones nuevas. Se trataba de los mismos delitos de siempre, pero a través de medios digitales", añade.

Normativa de la Unión Europea

  • El uso de esta herramienta en la UE se regulará por la Ley de Inteligencia Artificial, la primera ley integral sobre IA del mundo. Dicha ley clasifica los sistemas de IA según su riesgo y considera una amenaza para las personas los sistemas de identificación biométrica en tiempo real y a distancia, como el reconocimiento facial.

Al preguntarle si la población es consciente de las implicaciones que conlleva el uso de las inteligencias artificiales en la actualidad, el experto responde que depende del infractor y que, en cualquier caso, hace falta "mucha pedagogía". "El mayor problema de los ciberdelitos en general, y con la IA se acentúa mucho más, es la facilidad para cometerlos: solo se necesita dar a una tecla. Entonces, nadie intuye que por dar a una tecla estés cometiendo un delito", explica.

En este sentido, subraya que la tecnología no tiene ética y que esta es una característica propia e innata de los seres humanos. "Como no hay una ética universal, lo más parecido a ella es la Declaración Universal de Derechos Humanos, que es lo que tiene que respetar la Inteligencia Artificial. Por eso, hay que buscar siempre la responsabilidad no ética sino jurídica en los seres humanos".

De hecho, reconoce que la legislación pone límites a la innovación y dice: "Benditos límites porque son los que nos protegen a los ciudadanos". "Yo celebro que en la UE se pongan límites a la tecnología porque por encima de la tecnología están los Derechos Humanos", ratifica. 

Creación vs. Generación

En el caso concreto de la originalidad de los contenidos generados por IA y su posible disonancia con los derechos de autor, Adsuara afirma que existen diferentes corrientes. Unos defienden que las empresas de IA tienen que pagar a los titulares de los contenidos con los que se entrenan y otros se niegan y lo comparan con la inspiración de los artistas. "Eso es como si hubiera que pagar a un lector o a un espectador de cine por todas las obras que ha leído o ha visto y le han influido luego", ejemplifica.

De todas formas, avisa de que los derechos de autor dependerán de si la persona que ha utilizado la IA ha hecho también una interacción muy intensa con esta herramienta, es decir, "ha dado las indicaciones oportunas hasta conseguir la obra que quería".

"Lo que protege el derecho de autor, en realidad, no es la obra, sino el esfuerzo del autor al hacer una creación intelectual o artística"

"Lo que protege el derecho de autor, en realidad, no es la obra, sino el esfuerzo del autor al hacer una creación intelectual o artística. La originalidad quiere decir que es tuya y eso se demuestra con el número de interacciones. Si simplemente consiste en darle a una tecla, no hay ningún esfuerzo creativo", enfatiza.

Además, declara que, a pesar de que la IA está evolucionando a pasos agigantados, "la creación es propia del ser humano y la IA solo genera contenidos con las indicaciones que se le da". "Aunque la IA se vuelva muy creativa en su generación, siempre lo hará por imitación del ser humano", detalla.

Por otro lado, Carlos Rodríguez, socio director de Chatbot Chocolate, insiste en que el gran reto de la IA es "entender y conocer los recursos que existen y cómo podemos o debemos hacer uso de ellos y adaptarnos". Algo que, como ha recordado, ya hemos conseguido en los últimos años con la aparición de otras tecnologías nuevas.

"La Inteligencia Artificial lleva presente en nuestras vidas muchos años, no ha nacido con la IA generativa y mucho menos con ChatGPT", hace ver Rodríguez. "Es cierto que su aparición ha supuesto un antes y un después pero, en cualquier caso, al igual que cualquier tecnología, herramienta o utensilio, la clave siempre está en el uso que se hace de la misma", detalla. Como parte del sector, sostiene que "las empresas que deciden usarla para ofrecer herramientas y servicios juegan un rol esencial".

"No se pueden establecer marcos legales que regulen servicios que aún no imaginamos: la realidad es que todavía no conocemos adónde pueden llegar las aplicaciones de la IA"

Asimismo, aclara que, haciendo un uso reiterado y cada vez más elevado de ciertas herramientas, "ya hemos ido decidiendo, en cierta medida, cómo queremos que entre en nuestras vidas y forme parte de nuestro futuro".

Rodríguez valora positivamente la legislación en este ámbito, pues sostiene que permitirá a las empresas tener una guía sobre la que establecer y ofrecer sus servicios. Pero cree que no será suficiente porque, a día de hoy, "no se pueden establecer marcos legales que regulen servicios que aún no imaginamos: la realidad es que todavía no conocemos adónde pueden llegar las aplicaciones de la IA".

Sin vuelta atrás

Con todo, ambos entrevistados coinciden en que esta es la tecnología que se ha desarrollado y ya no hay vuelta atrás. "Lo malo de la tecnología es que, una vez inventada, ya no se puede desinventar", comenta Adsuara. Mientras que Rodríguez concluye: "Quiero pensar que si todo se desmorona siempre tendremos la opción de apagar el botón... Pero lo cierto es que en Terminator nadie consigue apagar a Skynet".

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