Si pensabas que en la imagen de la noticia había una cafetera, estás equivocado porque se trata de una máquina para hacer helados. No, no estamos hablando de los famosos dispositivos que puedes encontrar por Internet o la mítica heladera para niños. El empresario Matthew Fonte y sus hijas idearon el concepto de esta máquina de helados casera que es similar a una cafetera.
Las cápsulas de aluminio de ColdSnap tienen aproximadamente el tamaño de una lata de Red Bull y ofrecen una gran variedad de helados, batidos y cócteles. Además, dichas cápsulas son reciclables y aguantan de nueve a doce a meses.
En el momento que la cápsula se introduce en la parte superior de la máquina, una cámara en el interior lee su código QR para determinar cómo se debe congelar. Después, utiliza una tecnología de compresor-condensador-evaporador para extraer el calor, de esta manera, congela rápidamente los ingredientes del interior.
Fonte indica en un vídeo publicado por la BBC que “todo esto ocurre dentro de la cápsula, por lo que no es necesaria una limpieza”. Tras esperar entre 60-120 segundos, el dispositivo ofrece el helado.
El empresario afirma que se debe "tener mucho cuidado de tener un proceso repetible para todo, desde mezclar los productos alimenticios hasta preparar el sistema de cápsulas y asegurarse de que el sistema de refrigeración en el electrodoméstico funcione en conjunto para obtener un producto que sea placentero".
El sistema ColdSnap tiene el objetivo de interrumpir la cadena de frío estándar en la industria del helado. La fabricación y el envío de este alimento requiere que esté congelado en todo momento, sin embargo, un dispositivo que congela las cápsulas cambia la situación porque no requiere que esté en el mismo estado durante todo el tiempo.
“Al eliminar todo el congelamiento, ahorramos toneladas de dinero, energía y reducimos las emisiones de carbono entre un 35 y 75 por ciento”, añade Fonte.
¿Cuándo estará disponible?
La compañía tiene planeado comenzar con las ventas para clientes comerciales en Boston, especialmente en oficinas y cafeterías universitarias. Cuesta casi 2.000 euros y cada cápsula oscila el precio de cuatro euros, aproximadamente.
Si el dispositivo tiene éxito, Fonte trabajará en reducir el tamaño de la máquina para instalarlo en cocinas, aunque también quiere desarrollar una versión grande de este producto para usarlo en estadios.
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