Google llevaba una década trabajando en sus gafas inteligentes enfocadas para el consumo masivo. Después decidió dejar atrás esa idea y centrarse en comercializar una versión únicamente para empresas, sin embargo, la firma anunció que a partir del 15 de marzo dejaría de vender este dispositivo y que el soporte que da la compañía enviando reemplazos en algunos casos finalizará el 15 de septiembre.
Según ha aclarado la empresa, las gafas seguirán funcionando, pero dejarán de recibir actualizaciones. Además, la aplicación Meet on Glass que estaba preinstalada en el aparato tampoco recibirán soporte, por lo tanto, es posible que deje "de funcionar en cualquier momento".
En un principio, las aplicaciones de terceros podrán seguir actualizando siempre que sus desarrolladores sigan teniendo interés en trabajar en ellas.
La última actualización que se hizo de las Google Glass disponía de un SoC Qualcomm Snapdragon XR1 y un motor de inteligencia artificial que mostraba el interés de la marca por apostar por el aprendizaje profundo. También introdujeron una cámara de mejor calidad y la conectividad WiFi, Bluetooth y un USB-C. Gracias a estos cambios, el producto mejoró su rendimiento y su autonomía.
A pesar de sus novedades, una de las razones por las que Google podría haber renunciado a seguir fabricando las gafas es su precio inicial de alrededor de 1.500 euros. Este elevado coste hacía que muchas empresas optasen por no adquirirlo.
El dispositivo se presentaba como un objeto que podía ayudar a los trabajadores de industrias como logística y fabricación al ofrecer determinada información directamente en su campo de visión, sin necesidad de utilizar documentos a mano. La idea era útil, pero posiblemente muchos creían que no lo suficiente para gastarse lo que costaba.
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