Cada vez más destinos en todo el mundo cobran una tasa turística, que a menudo se añade a la factura del hotel o se cobra a la llegada. Y nuestro país tampoco escapa al éxito turístico, lo que se traduce en multitudes abrumadoras, playas abarrotadas y colas interminables para visitar cualquier monumento. Un fenómeno que en muchos casos convierte lo que tenían que ser unas vacaciones de relax en auténticas pesadillas. Para controlar esta saturación, Sitges valora que los turistas de un día paguen por entrar en la localidad.
Una tasa a la italiana
El impacto negativo de los viajes es un tema que cada vez preocupa más, ya que los locales se ven afectados por todas las incomodidades que supone el turismo de masas que afecta a la esencia original de estos destinos. Al igual que ya sucede en Venecia, donde los viajeros que no cuentan con alojamiento y visitan la ciudad durante un solo día tienen que pagar 5 euros para acceder al casco histórico, Sitges también se plantea implantar este método disuasorio. Con este cobro se pretende reducir las aglomeraciones, animar a que las visitas sean más largas y mejorar la calidad de vida de los residentes.
Qué tiene Sitges que atrae a tantos turistas
La belleza y tipo de vida de esta localidad costera es bien conocida por los viajeros españoles y extranjeros que llegan a Sitges para disfrutar de un clima privilegiado durante todo el año, pero también de un estilo de vida propio. Un precioso casco antiguo y playas bañadas por las cristalinas aguas del Mediterráneo, son algunos de los atractivos que posiblemente pronto haya que disfrutar pagando.
Para empezar a descubrir esta localidad catalana te aconsejamos recorrer el casco antiguo, con calles empedradas y ambiente internacional. Es donde se encuentran numerosas mansiones modernistas de comerciantes que se enriquecieron tras hacer las Américas. Fueron construidas a finales del siglo XIX y principios del XX, siguiendo las reglas de este estilo arquitectónico.
Otro de los lugares que debes incluir en tu lista es el Palacio Maricel, levantado sobre unas antiguas casas de pescadores y un hospital, en este bonito edificio se encuentran las claves que marcaron este movimiento. Además de llamar la atención por los tonos blancos y azules, merece la pena recorrer cada una de sus salas, y sobre todo, disfrutar de las maravillosas vistas desde el claustro.
Parroquia de Sant Bartomeu i Santa Tecla
Tras subir unas escaleras, se accede a este templo barroco del siglo XVII, que cuenta con dos campanarios y unas estupendas vistas al mar. Junto a la iglesia se encuentra el Cañón del Baluard, réplica de uno de los 6 cañones que defendían Sitges a finales del siglo XVIII. No te pierdas los restos de la antigua muralla medieval y las antiguas casas de pescadores.
Playas de fama internacional
Por supuesto, del éxito turístico de Sitges tienen la "culpa" en gran medida sus playas, que cuentan con un enorme tirón internacional. Justo debajo de la iglesia de Sant Bartomeu i Santa Tecla está la playa de la Fragata, una de las más populares de la localidad. Pero no es la única, a lo largo de sus 4 kilómetros de costa se puede disfrutar de arenales para todos los gustos. Playa Balmins: situada entre el puerto y el casco antiguo, está formada por 3 preciosas calas donde está permitido practicar el nudismo. También destaca Playa de Sant Sebastiá, en el antiguo barrio marinero, fue elegida como la mejor playa urbana del mundo por el New York Times.
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