Este imponente templo religioso no se suele encontrar en las guías turísticas, pero visitarlo vale mucho la pena. Su arquitectura, con elementos islámicos, es única en la capital.
Conocida como la Venecia del Norte por la belleza de sus canales, esta ciudad de estilo medieval tiene un importante patrimonio histórico que merece la pena disfrutar con calma, y mejor, con buen clima.
Fue ciudad ducal en el pasado y en la actualidad es conocida internacionalmente por el llamado “punto de Alençon”, una labor de encaje que está inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2010.
En nuestro país solo hay una sola catedral declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco de forma independiente, esto es, sin necesidad de incluirse en el centro histórico de la ciudad.
Situada en la comarca de Osona, en la provincia de Barcelona, esta pequeña edificación del siglo del siglo XVII fue erigida por los propios vecinos para ahuyentar a la epidemia y a pesar de su austeridad, el entorno en el que se encuentra la hace digna de una visita.
Los entierros eran un fenómeno de masas seguidos por toda la población española, aún más si se trataba de un personaje público. En el cementerio de Montjuïc es posible visitar una colección de carruajes fúnebres desde mediados del siglo XIX hasta el siglo XX.