Además de los saltos de agua, en la playa y sus alrededores podremos ver antiguos molinos muy bien conservados. Muy cerca también está el Mirado del Sablón y sus impactantes vistas de la costa.
Cuando pensamos en los pueblos más bellos del Mediterráneo, la Perla Blanca de Alicante es uno de los primeros que nos viene a la cabeza. Con su atractivo casco histórico, una arquitectura blanca y playas de aguas cristalinas, entre sus principales logros está haberse mantenido fiel a su esencia.
Este mágico enclave es el último gran arenal sin urbanizar y bien conservado de la isla balear. Además, está situado dentro de un parque natural de gran valor ecológico.
Con fácil conexión desde Roma, Florencia o Milán, este destino que combina montaña y playa es perfecto para empaparse de la cultura y la gastronomía de una de las zonas con más encanto del país vecino.
A tiro de piedra de Galicia, en medio de un paraje natural donde no existen las prisas ni el ruido, se encuentra el Parque Natural de Alvão, una joya de la naturaleza salpicada de impresionantes cataratas y con peñas rocosas en las que anidan águilas reales.