La ciudad de Barcelona es una de las más visitadas de todo el mundo. Sus muchos encantos atraen a visitantes de todas partes del planeta, pero todavía quedan algunos rincones que se escapan a las masificaciones y son igual de interesantes. La Ciudad Codal nos sorprende con lugares desconocidos como unas columnas romanas en pleno Barrio Gótico o un idílico jardín que actúa como un oasis en medio del ajetreo de la urbe.
Iglesia de Santa Anna
El mejor lugar para esconder algo es a plena vista. Así encontramos la espléndida parroquia de Santa Anna, situada a pocos metros de Plaza Cataluña. La Iglesia se edificó alrededor de 1177 por la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén y al adentrarnos en su interior, lo que más nos llamará la atención es su impresionante claustro gótico de principios del siglo XV. Además, el templo cuenta con una capilla con pinturas de Pere Pruna y de Ignasi Serra i Goday, discípulo de Picasso.
Jardines de la Tamarita
Los jardines de la Tamarita nos transportan a otros tiempos con tan solo poner un pie en ellos, a una época en la cual la burguesía construía sus mansiones rodeadas de zonas ajardinadas. Este enclave del barrio de Sant Gervasi-La Bonanova fue diseñado en 1918 por el arquitecto y paisajista Nicolau M. Rubió i Tudurí y ahora se han convertido en un lugar perfecto para descansar y huir del ruido y el ajetreo de la ciudad.
En los jardines podemos encontrar laureles, plataneros, naranjos, cipreses, bambúes y un largo etcétera. A ello se suman estanques, figuras de terracota, fuentes…
Un columpio con las mejores vistas
El Parque Natural de Collserola acoge un lugar muy especial, donde disfrutar de unas maravillosas vistas de Barcelona. Se trata de un columpio colgado de un árbol que nos permite balancearnos al mismo tiempo que observamos la Ciudad Condal a vista de pájaro. Para llegar hasta él, primero deberemos dirigirnos al Mirador d’Horta, una vez allí, hay que seguir un camino en la montaña con una señal que marca del camino a El Forat del Vent.
Refugios antiaéreos
En el contexto de la Guerra Civil, la Junta de Defensa Pasiva de la Generalitat de Cataluña encargó el diseño de un sistema defensivo que permitiese a la población refugiarse de los ataques aéreos. Como resultado, se construyeron una serie de refugios bajo tierra, unos 1.400 solo en la ciudad de Barcelona.
Algunas de las instalaciones que a día de hoy todavía se pueden visitar son: el refugio 307 del Poble Sec, el de la Plaça del Diamant, el de la Plaza de la Revolución y el del Palau de les Heures.
Columnas romanas
Uno de los rincones más curiosos y desconocidos de Barcelona es un patio donde se alzan unas imponentes columnas romanas. Se trata de piezas auténticas de 9 metros de altura que formaban parte de un antiguo templo romano dedicado a César Augusto. Las columnas tienen alrededor de 2.000 años de antigüedad y son los restos más valorados de la primigenia Barcino, ciudad romana anterior a Barcelona. Concretamente las encontramos dentro de la sede del Centro Excursionista de Cataluña.
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