La capital portuguesa es uno de los destinos preferidos por los españoles. Más allá del río Tajo y sus nostálgicas y bohemias avenidas, siempre hay algo nuevo que descubrir y algo antiguo con lo que sorprenderse. Azulejos y arte urbano, recorridos subterráneos de ayer y de hoy y, por supuesto, mucha historia. Todavía hay rutas y lugares desconocidos para enamorarse más de la ciudad.
Ruta del Arte Urbano
Lisboa es una de las capitales europeas del arte urbano. Ejemplos fantásticos de street art encontramos en zonas clásicas, como Alfama, donde podemos ver un retrato de Amália Rodrigues firmado por Vhils, o la Avenida 24 de Julio y la estación de Oriente, en las que llaman la atención los famosos animales de Bordalo II. Otros murales espectaculares cubren las paredes de los edificios de dos barrios abiertos a las nuevas tendencias, como son Marvilia, a orillas del Tajo, con obras como Oferenda, Família o Mi madre, y Quinta do Mocho, cerca del aeropuerto, donde nos sorprenderá A Máscara. ¿Lo mejor? Esta ruta siempre puede cambiar.
Un suburbano con sorpresas
Si cogemos la Linha Amarela y nos bajamos en la estación de Picoas, por el acceso que sale a la rua Andrade Corvo, creeremos por un momento haber cambiado de ciudad, incluso de país. ¡Oh la la! La entrada es exactamente igual a las de las estaciones parisinas creadas a comienzos del siglo XX por el arquitecto Héctor Guimard. Todo tiene explicación: es un regalo del Metro de la capital francesa. El suburbano lisboeta esconde más secretos. La estación de Olaias (Linha Vermelha) es toda una obra de arte del arquitecto Tomás Taveira, decorada con grandes paneles geométricos de colores.
La librería más antigua del mundo
Se llama Bertrand y tiene el honor de ser la librería más antigua, de funcionamiento continuo, en el mundo. No tiene pérdida: desde 1773 abre sus puertas en pleno barrio de Chiado, en la Rua Garrett, a solo unos pasos del mítico Café A Brasileira, el favorito de Fernando Pessoa, y el Teatro Nacional de São Carlos. Pero su historia es anterior: fue fundada por el francés Pedro Faure en 1732 en la Rua Direita do Loreto, aunque se vio obligada a cambiar de ubicación después del terremoto de 1755 que asoló Lisboa.
Recuerdos de Roma
En Lisboa existe un museo que abre ¡solo un día al año! Hay que reservar con mucho tiempo (www.museudelisboa.pt) si lo que se quiere es visitar las Galerías Romanas, una construcción abovedada subterránea que se extiende bajo la Baixa y que nos recuerda que esta es la antigua Olisipo. Podemos ver más restos de aquella época en la ciudad. En la Travessa do Almada, en la fachada de un edificio del siglo XIX, encontraremos las llamadas Lápides das Pedras Negras, inscripciones funerarias dedicadas a Cibeles y Mercurio. Obligada es también una visita al Teatro Romano, del que se conservan importantes elementos arquitectónicos y escultóricos.
El palacio de los azulejos
Mucho antes de que el street art tomara las calles, otra forma decorativa triunfó durante siglos en Lisboa, tal y como puede apreciarse en el bellísimo Palacio dos Marqueses de Fronteira, en la zona de Benfica, junto al Parque Forestal de Monsanto, el pulmón verde de la ciudad, fuera de los circuitos turísticos habituales. El edificio, del siglo XVII, combina la arquitectura manierista con decoración barroca. La Sala de los Paneles Holandeses, la Galería de las Artes y la Sala de las Batallas son realmente impresionantes. También sus jardines, repletos de lagos, fuentes y estatuas. Realizan visitas guiadas en español.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios