Descubre cuál es la ciudad de la realeza y por qué tiene 20 palacios

Se sitúa en Alemania, a tan solo 35 km de la capital, Berlín, y son muchos quienes la califican como uno de los destinos imprescindibles para los amantes de este tipo de monumentos, Patrimonio de la Humanidad, en los que residieron los diferentes reyes que tuvo la ciudad alemana.
Palacio de Sanssouci, en Postdam.
Palacio de Sanssouci, en Postdam.
Andre Stiebitz / PMSG
Palacio de Sanssouci, en Postdam.

Para entender la majestuosidad que existe alrededor de Potsdam, que no postal (aunque es digna de serlo), hay que remontarse 300 años atrás, cuando se convirtió en una de las ciudades residenciales más lujosas de Europa. Los reyes prusianos hicieron realidad un sueño barroco en la ciudad y sus alrededores, creando irremplazables monumentos del clasicismo. Con sus 500 hectáreas de parques y 150 edificios que datan de 1730 a 1916, el patrimonio cultural de Potsdam ha sido incluido en la lista de la UNESCO desde 1990, porque cuenta, entre otros motivos, con una de las plazas barrocas mejor conservadas de Europa.

Con estos datos sobre la mesa, visitar esta ciudad desde España se convierte en una muy buena idea. Su legado artístico, histórico y cultural es enorme, pero es todavía hay más motivos por los que reservar un viaje a Potsdam, sobre todo, si eres cinéfilo. En 2019, fue nombrada también por la UNESCO ciudad cinematográfica. Ya se entiende mejor eso de que se le denomine el 'Beverlly Hills' alemán.

Los palacios de Potsdam entre jardines y lagos

Pero no podemos mencionar esta ciudad alemana sin hablar de un acontecimiento histórico: la Conferencia de Potsdam. Aquella reunión, tras el fin de la II Guerra Mundial, entre los líderes de las "tres grandes" potencias aliadas (Estados Unidos, la Unión Soviética y Gran Bretaña), para acordar las condiciones que pondrían fin al conflicto más sangriento, hasta el momento, de la historia escrita. Aunque, Potsdam es mucho más que un mal recuerdo para la humanidad. Es esplendor, son cuentos de princesas y príncipes, cotilleos de plebeyos, leyes impuestas por reyes, reinas y doncellas… Es la historia de la cultura alemana con unos protagonistas muy majestuosos: sus palacios y castillos

Estas joyas arquitectónicas tienen su origen en los príncipes de Prusia y más tarde en los káiseres alemanes de los siglos XVIII y XIX, que construyeron en esta ciudad sus residencias de verano, mostrando al mundo entero el lujo con el que se movía la corte en aquel entonces. Por tanto, los palacios de Potsdam están encuadrados en estilos que varían desde el barroco hasta los estilos historicistas decimonónicos.

¿Cuál era la importancia del palacio de Sans Souci?

Parque Sanssouci en Postdam, Alemania.
Palacio Sanssouci en Postdam, Alemania.
Getty Images/iStockphoto

Sans Souci es el palacio más conocido de los que hay en Potsdam y en Berlín. Se trata de la antigua residencia de Federico II de Prusia, que construyó este Palacio, siguiendo la estética que se llevaba en la Europa de entonces, basándose en el Versalles de París. En la actualidad, sus jardines y pabellones suponen una de las grandes atracciones de la ciudad alemana. Entre estos pequeños y encantadores edificios destacan el Palacio de la Orangerie y el Pabellón Chino, estructuras enterradas en mares de setos y árboles frutales con un encanto inimaginable.

En el otro extremo del parque de Sanssouci se encuentra el Palacio Nuevo. Este edificio barroco fue mandado construir por Federico II, con el que quiso celebrar la victoria prusiana en la Guerra de los Siete Años.

Cecilienhof, la sede de la Conferencia de Potsdam

Cecilienhof es otro de los palacios de Potsdam, que merece la pena visitar. Aunque tiene un aspecto rural, que recuerda a una casa de campo de la campiña inglesa, su interés se basa, sobre todo, en la historia que se desarrolló entre sus muros, ya que este palacio fue la sede de la -ya mencionada- Conferencia de Potsdam. Ahora, un museo situado en su interior recuerda esta importante fase de la historia del país germano.

También cabe destacar Babelsberg, el más romántico de los palacios de Potsdam, según los expertos. Con un estilo neogótico, que recuerda más a un castillo, y situado en las cercanías del río Havel, supone una de las fotografías más bonitas de la ciudad alemana. Este palacio fue construido por Guillermo I cuando aún era príncipe.

Otro de los palacios conocidos es Glienicke. Se trata de la obra del Príncipe Carlos en un claro intento de imitar el neoclasicismo italiano de la época. En sus jardines se encuentra el Pabellón del Té, uno de los edificios más bonitos de la ciudad alemana. Además, cerca de este palacio se puede ver el Puente Glienecke, que durante la Guerra Fría, fue usado para el intercambio de espías entre los soviéticos y los americanos. Ahora, se puede pasear a bordo de los antiguos buques.

Qué ver en la Nueva Ámsterdam 

Puente Python en Ámsterdam, Países Bajos.
Puente Python en Ámsterdam, Países Bajos.
iStock

Vamos a dejar a un lado los palacios porque Potsdam es mucho más, y merece la pena, y mucho, perderse en algunos de sus barrios más icónicos. La Nueva Ámsterdam que, en el pasado, fue habitado por inmigrantes holandeses, transformando este pedazo de Alemania en una Holanda en miniatura, con molinos de viento incluidos. Paseando por estas calles de ladrillos, nadie diría que no se encuentra en esta ciudad.

A este lugar, se llega atravesando por la Nauener Tor y se respira el encanto y el estilo de vida holandés: patios traseros cuidadosamente diseñados, cafés, pubs con decoraciones llamativas, galerías de arte... Un paseo que no solo disfrutarás, sino que (seguramente) no olvidarás. Pero Potsdam no solo recuerda a Holanda, sino también a 'Hollywood'.

Todo sobre el Beverlly Hills alemán

Babelsberg es el barrio de las estrellas y de los políticos, tanto es así que Marlene Dietrich y otros actores contemporáneos se enamoraron del lugar, quedándose a vivir allí como si se trataran de los nuevos reyes de Prusia. A orillas del Griebniztsee, en una calle paralela al lago que, hoy casualmente, se llama Karl-Marx-Strasse, se alzó todo un barrio de las estrellas con mucha importancia en la Historia contemporánea. Aquí, el conocido arquitecto de la Bauhaus, Mies van de Rohe, diseñó, junto a otros colegas de profesión, con cierta libertad las nuevas mansiones.

Este Beverly Hills creció como su homónimo estadounidense, pero sin las extravagancias postmodernas de los excesos, sino con la pulcritud que da 15 años de éxitos comedidos. En la actualidad, la mayoría de estas villas de lujo son de propiedad privada, ya que en los últimos 20 años, Potsdam se ha convertido en un lugar de diversión para las fortunas berlinesas. Un lugar que deja boquiabierto a quien lo visita.

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