España cuenta con pueblos impresionantes, cada uno con características propias, que son ideales para una escapada rural. Pero si queremos explorar localidades con encanto más allá de nuestras fronteras, en el país vecino encontraremos también verdaderas joyas donde disfrutar de placeres sencillos que nos permitirán viajar en el tiempo. Con 25 torreones y rodeado de románticos paisajes, Collonges-la -Rouge es un destino de postal que se ha convertido en el lugar preferido de los franceses.
Uno de los pueblos más bellos de Francia
Si te preguntas qué tiene este pequeño pueblo, de apenas 500 habitantes, para que los franceses lo consideren uno de sus grandes tesoros turísticos, simplemente tienes que recorrer sus calles. Y así, entenderás por qué Collonges-la-Rouge fue la primera población del país incluida en la Asociación de los Pueblos más Bellos de Francia.
Con sus flamantes tejados de pizarra y casas teñidas de rojo, durante esta escapada creerás estar en un cuento que te sumergirá de lleno en pleno corazón de la Edad Media. Lo mejor es visitarlo en otoño o primavera, evitando (a ser posible) los meses de verano, ya que al igual que sucede con otras localidades cuya belleza ha dejado de ser un secreto, durante julio y agosto se llena de turistas.
Qué visitar en Collonges-la-Rouge
Pasear por sus pintorescas calles rojas y sentarte en un café para empaparte del aroma de otro tiempo es parte de esta experiencia en una ruta por la campiña francesa. Pero además, Collonges-la-Rouge destila historia en cada uno de sus callejones. No te pierdas la iglesia de Saint-Pierre, Monumento Histórico que fue levantado en los siglos XI y XII, y que fue fortificado en el siglo XVI.
Aún se pueden ver restos de esta arquitectura defensiva, como la gran plaza del homenaje, la sala de defensa o el paseo de la muralla. En el interior destaca el altar mayor pintado en azul y dorado, contrastando con el rojo de los muros. Por su curiosa estructura, seguro que no te pasa desapercibido el campanario octogonal que se levanta a más de 20 metros de altura.
Otro de los lugares que hay que visitar es la Capilla de los Penitentes, del siglo XIV. Desde 1765 hasta finales del siglo XIX, una de las misiones de la cofradía de los Penitentes Negros era la de enterrar a los muertos. En su interior se encuentran una serie de vidrieras contemporáneas que crean distintos cromatismos de colores según el sol.
El antiguo mercado de cereales y vino
Construido en el siglo XVI, este lugar albergó un mercado de vino y aceite de nueces hasta 1897. Verás que en la parte trasera se encuentra todavía un horno de pan que utilizaban los habitantes de la Edad Media, previo pago de un impuesto.
Alojarte en el castillo de Vassinhac
Si quieres añadirle una dosis de romanticismo a esta escapada, puedes completar la experiencia pasando la noche en el castillo del vizcondado de Turenne, del siglo XIII. Situado en el centro del pueblo y clasificado como monumento histórico, llama la atención por sus torres con tejados puntiagudos de pizarra y su tono rojo, al igual que el resto del pueblo.
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