Al pensar en la ciudad de Cuenca es inevitable que lo primero que se cuele en nuestra mente sean sus famosas Casas Colgadas. La importancia histórica y la belleza arquitectónica de esas construcciones realmente merecen esa consideración especial, pero no pensar más allá de ellas sería solo quedarnos en la superficie de lo mucho que tiene para ofrecer la ciudad manchega.
Pasear por sus calles empinadas y perdernos en ese laberíntico entramado ya supone una experiencia mágica. Y a ello le sumamos un lado menos conocido de la población, su fervor cultural, marcado por una gran cantidad de centros museísticos, empezando por el primer museo de arte abstracto de toda España.
Por otro lado, es evidente la espectacularidad del paisaje en el que se encuentra enclavado Cuenca, con las hoces del Júcar y del Huécar rodeando su casco histórico. Y al alejarnos un poco del núcleo urbano, ese entorno de naturaleza privilegiada nos brinda un amplísimo abanico de actividades al aire libre.
Un recorrido por la ciudad
Es imposible no empezar nuestra visita a Cuenca por esas emblemáticas Casas Colgadas, que asoman sus fachadas a las profundidades de la hoz del río Huécar. Estas construcciones de origen medieval llegan hasta nuestros días como tres antiguas casas palaciegas restauradas por completo en el siglo XX. Y a su amplio valor histórico se añade el cultural, y es que dos de ellas albergan en su interior el Museo de Arte Abstracto de la ciudad, el primero de toda España con esa temática.
Pero las vistas más sobrecogedoras de esa simbiosis que crean las casas con la ladera escarpada de la hoz la tendremos desde el puente de San Pablo, levantado a 40 metros de altura sobre el vacío del cañón. Esta estructura las conecta con la iglesia y el convento de San Pablo, que actualmente acogen el Parador y un interesante proyecto museístico, el Espacio Torner.
Al empezar a sumergirnos en el entramado de callejuelas de la ciudad, dirigiremos nuestros pasos hasta la imponente Catedral de Cuenca, una auténtica joya arquitectónica. Cuando en el resto de ciudades cristianas el estilo imperante era el románico, esta construcción se convirtió en la primera catedral de estilo gótico de todo el país. Su deterioro por el paso de los años y las inclemencias del tiempo hizo que en el siglo XX se restaurase y se le diese parte de su aspecto actual: una fachada neogótica y unos vitrales con una profunda iconografía.
Pero “Cuenca es mucho más que las Casas Colgadas, la Catedral y esos elementos aislados que se quedan en el imaginario popular”, afirma con rotundidad Celina Quintás, la responsable del Museo de Arte Abstracto. Quintán nos recomienda un recorrido que empiece en la zona del castillo, del cual apenas queda una sombra de los que fue en su día. Atravesando el Arco de Bezudo, nos adentraríamos en el casco histórico, donde nos encontraríamos con “palacios, conventos, edificios de diversas funciones e iglesias que han solapado diferentes estilos arquitectónicos en sus portadas, fachas y cúpulas”, cuenta.
Por ejemplo, nos toparemos con el que fue el edificio de la Inquisición, ahora reconvertido en el Archivo Histórico Provincial ; el de las Carmelitas, que ahora es la sede de la Fundación Antonio Pérez, o la iglesia de San Pedro con su imponente cúpula. A partir de aquí, a través de calles repletas de arcos y pasadizos, llegamos hasta la plaza y la iglesia de San Nicolás, donde se ubica también un nuevo espacio cultural, la Casa Zabala, y de ahí continuamos hasta la iglesia de San Miguel y el santuario de Nuestra Virgen de las Angustias.
Es ahora cuando el recorrido nos lleva hasta la icónica Plaza Mayor, “un lugar espiritual, de encuentro, de encrucijada de culturas”, describe Quintás. Y la encontramos espléndidamente rodeada de pintorescas casas de colores que llaman la atención de quien pasea a su lado. Al final de la plaza, nuestra mirada se centra en un edificio de estilo barroco: el Ayuntamiento.
La siguiente parada es la plaza de la Merced, donde encontramos su iglesia, el Museo de las Ciencias y el Seminario Conciliar de San Julián. Y a escasos pasos, se alza la Torre Mangana, la antigua alcazaba árabe. Finalmente, terminamos la ruta visitando el Hospital de Santiago, construido en el siglo XII, y la iglesia de la Virgen de la Luz, del siglo XVI.
Escalada, piragüismo y espeleología
Una simbiosis perfecta entre la naturaleza y el entramado urbano, así se podría describir la ciudad y su entorno. Y como no puede ser de otra manera, son muchas las actividades de turismo activo que nos ofrece el lugar, gracias a espacios como el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, ubicado muy cerca de la ciudad.
De este modo, después de pasar un intenso día descubriendo la parte histórica y cultural de Cuenca, nos adentramos de lleno en sus bellos paisajes. Por ejemplo, la zona cuenta con casi 3.500 vías de escalada, que propiciado por la calidad de la piedra caliza, “atraen a grandes profesionales de este deporte”, comenta Jesús Catalán, gerente de UñAventura, empresa que forma parte de la Asociación Castellano Manchega de Empresas de Turismo Activo y Ecoturismo.
Por otro lado, otras de las actividades estrella son el piragüismo en el río Júcar y la espeleología. Además, como novedad, “Cuenca pronto va a tener una tirolina urbana con casi 1 kilómetro de distancia”, destaca Catalán.
Y lo mejor de todo, es que todas estas actividades se hacen poniendo el foco en la protección del medio, es decir, a través de un plan de sostenibilidad turística que pone en valor el equilibrio entre la naturaleza, el patrimonio cultural y las tradiciones. “Cuenca hace partícipe a propios y visitantes de sus encantos, su respeto y su armonía”, destaca Cecilia García, gerente de dicho proyecto. “Todo ello adaptándose cada vez más a un turismo moderno, tecnológico e interactivo”, señala.
Dónde comer y dormir
Una escapada a la ciudad de Cuenca no estaría completa sin una pausa para probar sus delicias gastronómicas. Una de las más conocidas es el morteruelo, un paté caliente hecho de carne de caza, pero tampoco podemos dejar de probar el cordero asado, los zarajos o el alajú, a base de almendra y miel, para darle el punto dulce final a la comida.
Entre la gran variedad de restaurantes de la ciudad, encontramos buenísimas opciones como Natura Bistró, donde acompañar la velada con unas vistas espectaculares de la ciudad. Si lo que buscamos es deleitarnos con los platos conquenses más clásicos, las recetas de toda la vida, nuestro lugar será el Mesón Puerta Valencia. Pero si queremos sorprendernos con algo diferentes, restaurantes como Olea Comedor o Raff San Pedro nos ofrecen esa mezcla entre la cocina contemporánea y la tradicional.
Por otro lado, si hablamos de alojamientos, la ciudad también cuenta con interesantes opciones. Por ejemplo, en el propio Seminario de Conciliar de San Julián encontramos una hospedería con una capacidad para 200 personas.
Otro tipo de alojamiento son los apartamentos rurales, como los del Rincón de los Poetas, situados en una antigua casa señorial del siglo XVII, o bien la villa del Huerto de Mateo Arana, con cinco habitaciones y unas extensas y cuidadas zonas exteriores.
Apúntate a la newsletter y recibe en tu correo las mejores propuestas para viajar por el mundo.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios