Irlanda es uno de los mejores destinos de Europa para los amantes de la historia y la naturaleza. La isla tiene impresionantes entornos verdes que la hacen única, así como increíbles ciudades que hacen las delicias de cualquier turista. Las más conocidas en España son Dublín y Cork, aunque cerca de esta última, en el sudoeste, se encuentra otra de las joyas irlandesas: la localidad de Killarney.
De apenas 14.000 habitantes, Killarney es a menudo eclipsada por Dublín, aunque esta localidad irlandesa es una de las grandes maravillas que esconde la isla, ya no solo por la enorme riqueza patrimonial que se puede encontrar entre sus calles, sino también por los espectaculares entornos naturales que la rodean y que permiten conocer la verdadera esencia de Irlanda.
Qué ver en Killarney, la pequeña joya oculta de Irlanda
Ubicada en el condado de Kerry, en Killarney se pueden visitar algunos de los edificios más impresionantes del sudoeste de Irlanda, como la Catedral de Santa María, erigida a finales del siglo XIX, o la impresionante Abadía de Muckross, un monasterio con medio milenio de historia. Pero la gran joya de la corona se encuentra a orillas del Lago Leane: se trata del magnífico castillo de Ross, una fortaleza medieval que puede ser un perfecto punto de partida para conocer la verdadera maravilla de la región: el Parque Nacional de Killarney.
Este descomunal entorno de 100 kilómetros cuadrados fue el primero de toda Irlanda en ser declarado parque natural, y argumentos no le faltan: a su enorme diversidad de flora y fauna (puedes encontrar la única reserva de ciervo rojo del país), hay que sumar un espectacular paraje repleto de lagos y montañas digno de película. Aunque además del castillo de Ross se pueden encontrar otros edificios espectaculares, como la Mansión Muckross (en la que se alojó la reina Victoria), su principal atractivo son sus parajes.
El Parque Nacional de Killarney, la esencia de Irlanda
Bosques frondosos, parajes verdes que se extienden más allá de la vista y lagos de aguas gélidas conforman este espectacular parque nacional que concentra la naturaleza más salvaje de Irlanda. En él, te topas con la montaña más alta de la isla, el Carrantuohill, y con imponentes cerros entre los que se forman enclaves tan impresionantes como el Desfiladero de Dunloe o la Cascada de Torc. Escondidas entre los montes podemos encontrar innumerables maravillas, aunque en los cofines de Killarney también hay extraordinarios paisajes costeros.
En la península de Iveragh arranca y finaliza una espectacular ruta por todo el Anillo de Kerry, por lo que después de adentrarte en el corazón del parque natural no hay mejor destino final que la impresionante costa atlántica de Irlanda. Allí te esperan playas vírgenes de arena fina rodeadas de imponentes acantilados, como la de la Bahía de St. Finian o la de Derrynane. El océano y la montaña se encuentran en este magnífico litoral, que es el colofón a un viaje por la Irlanda más recóndita.
Para llegar a Killarney, la mejor opción es tomar un vuelo a Cork y después dirigirte a la localidad, que se encuentra a tan solo una hora por carretera de 'La ciudad rebelde'. Hay varios puentes aéreos con diversas urbes españolas, por lo que tienes muchas opciones para conocer este monumental entorno.
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