La naturaleza de Galicia es diversa, sorprendente y de una belleza extrema, y rincones tan espectaculares como la Fervenza do Toxa nos lo demuestran con creces. Se trata de una cascada de 30 metros de altura con una caída estruendosa en medio de la naturaleza. En definitiva, un mágico regalo natural que merece la pena visitar.
Concretamente, encontraremos esta cascada, la más grande en caída libre de toda Galicia, en la provincia de Pontevedra. Además, no solo tendremos el privilegio de admirar este espectáculo de la naturaleza desde la parte de abajo, ya que también encontraremos un mirador para poder contemplar la cascada desde las alturas.
Uno de los saltos de agua más bonitos de Galicia
El río Toxa nace al sur del concello de Silleda, en la provincia de Pontevedra, y tras 15 kilómetros de recorrido llega hasta su confluencia con el río Deza. Es justo ahí donde se crea esta espectacular cascada que se abre paso entre las rocas y cae con fuerza desde 30 metros de altura, creando así uno de los saltos de agua más bonitos no solo de Galicia, sino de toda España.
Además, para agregar incluso más magia al lugar, en una de las laderas de las montañas que rodean la cascada, encontraremos un mirador construido sobre enormes rocas, "un lugar de excepción desde donde contemplar la cascada y la confluencia de los ríos Toxa y Deza", tal y como señalan desde Turismo de Galicia. Este nos permite observar desde las alturas todo el entorno que rodea este increíble enclave y, por supuesto, el impresionante salto de agua. De este modo, podremos ver los valles llenos de vegetación que cubren la zona.
La ruta a la cascada de Fervenza do Toxa
El trayecto entre la ciudad de Pontevedra y la cascada es de 1 hora por la AP-9 y la AP-53, mientras que desde Santiago es de tan solo media hora por la AP-53. Cuando pasemos la localidad de Bandeira, situada en la N-525, deberemos desviarnos por la PO-204 hasta encontrar la señalización que nos indica la dirección de la cascada y el aparcamiento donde podremos dejar el coche.
De esta manera, podemos ir hasta el mirador y después hacer una pequeña ruta de senderismo en la que se descenderá un kilómetro hasta el salto de agua a través de un valle repleto de robles, alcornoques, castaños y helechos. Además, antes de llegar al final del recorrido, hay habilitada un área de recreo con mesas donde parar a descansar.
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