Nuestro país cuenta con numerosos monumentos que por su belleza y majestuosidad forman parte de la historia del arte universal. Pero también, a lo largo y ancho de nuestro territorio, hay otras pequeñas joyas (no tan famosas) que también podemos tener la suerte de disfrutar.
Y en esta búsqueda nos trasladamos hasta La Comunidad Manchega, un destino que nunca deja de sorprendernos con sus pintorescos pueblos, espacios naturales impresionantes y un rico patrimonio histórico-artístico con tesoros medievales únicos. Uno de ellos es la iglesia de Santa María de Melque que seguro se convertirá en la gran sorpresa de esta escapada.
Un viaje a la Edad Media
En este paseo por los monumentos arquitectónicos más desconocidos de nuestro territorio descubrimos la ermita de Santa María de Melque. Situada a pocos kilómetros de San Martín de Montalbán, este maravilloso templo visigodo no te dejará indiferente, ya que se trata del conjunto monástico más antiguo que se conserva en la Península Ibérica.
Ubicada dentro del entorno conocido como “Conjunto de Melque”, la iglesia formó parte de un gran monasterio que se levantó a finales del siglo VII, poco antes de la conquista islámica. Está construida junto a una antigua villa romana y tiene elementos arquitectónicos que nos trasladan, no solo hasta el siglo VII del Medievo, también a lugares de oriente como Siria y Jordania. Como suele suceder en este tipo de edificaciones, los distintos periodos históricos por los que ha ido atravesando nuestro país también han ido dejando su huella.
En un tiempo la iglesia fue ocupada por la Orden del Temple y durante el periodo islámico se construyó una torre sobre el crucero de la iglesia de la que aún se conservan algunos restos. En la zona encontramos también las huellas de un recinto amurallado y de algunas viviendas que ocuparon los monjes.
De origen visigodo
La iglesia es realmente impactante, tanto por sus características arquitectónicas como por su origen oscuro. Entre sus muros, recorriendo sus capillas y salas, sentirás que retumban los ecos del pasado. Construida en sillería de granito, su núcleo principal es de cruz griega. Luego se le fueron añadiendo distintas estancias hasta completar su actual estructura que tiene cierto aspecto de fortaleza. En la decoración se puede apreciar la flor de lis y rosetas que denotan su procedencia visigoda. El interior está formado por una nave cubierta con bóvedas de medio punto peraltada y un ábside de planta de herradura con bóveda de media naranja.
Qué ver en los alrededores
Pero la visita a este curioso lugar no termina ahí. Te animamos a que aproveches el viaje para descubrir también las ruinas del enorme castillo de San Martín de Montalbán. Construido por los caballeros templarios sobre uno de origen musulmán, en el siglo XII, está protegido por cinco torres. Se puede visitar los fines de semana, con cita previa.
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