Oslo es una capital europea con mucha personalidad. La caracteriza una arquitectura moderna y atrevida y una amplia oferta de museos y galerías que la convierte en una ciudad cultural de referencia. La urbe se ha esforzado por eliminar de su casco urbano el tráfico de coches, por lo que es muy transitable. Además, Oslo es una ciudad muy verde, pues más de la mitad de su municipalidad la cubren bosques y parques y el fiordo penetra hasta el centro de ella.
Museos como el dedicado al pintor Edvard Munch; edificios históricos como el Palacio Real, barrios con encanto, saunas flotantes... Oslo es una ciudad dinámica y que tiene mucho que ofrecer. Una opción interesante para conocerla es adquirir el Oslo Pass, pases de 24, 48 y 72 horas con acceso libre y con descuentos a los principales monumentos y museos.
Caminar por el tejado
La capital noruega es muy transitable, tan así que el tejado de la Ópera de de Oslo es también un lugar de encuentro y paseo. El edificio blanco y acristalado tiene una rampa como prolongación de su estructura que lleva al tejado donde poder disfrutar del archipiélago de fiordos con sus casas veraniegas y del centro de la ciudad.
Más que una biblioteca
Otro moderno edificio que decora la ciudad nórdica es la Biblioteca Deichman Bjørvika. Cerca de la Ópera se erige este edificio blanco cuyo interior diáfano con diferentes espacios le dan un dinamismo que la han convertido en una de las más importantes de Europa. Más allá de estanterías y salas de lectura, cada rincón puede ser un área para relajarse, charlar tranquilamente o leer incluso hay estudios de grabación y máquinas de coser de libre uso.
La defensa de Oslo
Cerca del ayuntamiento se ubica un recinto militar amurallado para la protección de la ciudad que se remonta a finales del siglo XIII. Situado en un cabo, la Fortaleza Arkeshus fue víctima de asedios y ataques, sobre todo por las tropas suecas. El castillo se finalizó en el siglo XIV y el complejo lo completa el Museo de las Fuerzas Armadas Noruegas y el Museo de la Resistencia Noruega. Además, el Ministerio de Defensa mantiene una pequeña sede aquí. Alejado del pasado violento, ahora es un sitio de recreo que acoge eventos culturales. El recinto se puede visitar libremente, pero los diferentes espacios como los museos son de pago.
Parque de esculturas
Arte y naturaleza se fusionan en Ekebergparken, a pocos minutos de la capital noruega. Esculturas de artistas internacionales esperan al visitante en su recorrido, algunas más realistas, como un niño al borde un trampolín o más ficticias como un gran gnomo de color rojo. También hay lugar para la historia al albergar algunas ruinas que datan de la Edad de Piedra. El parque es gratuito, ofrece unas bellas panorámicas a la ciudad y cuenta con su propio museo para encontrar más información sobre las piezas.
El gofre noruego
Siempre hay hueco para algo dulce y más cuando se visita un país, donde es obligado probar su gastronomía. Oslo no se queda atrás con sus platos típicos. Uno de ello son los vaffel (gofre), una rica masa a la que se añaden toppings. La combinación tradicional lleva queso marrón noruego (brunost) y mermelada. Uno de los sitios más emblemáticos para probar esta delicia es Harald's Vaffel.
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