La maravillosa historia del coreógrafo español que hace bailar a Innsbruck en invierno

Enrique Gasa trabaja en la capital del Tirol austriaco, cerca del Arco del Triunfo, y nos cuenta cómo es su vida en esta bella ciudad
El coreógrafo español Enrique Gasa.
El coreógrafo español Enrique Gasa.
Peter Koren
El coreógrafo español Enrique Gasa.

Nadie cuestiona que sea Innsbruck la joya alpina de Austria. Su curiosa historia, la sorprendente naturaleza que literalmente rodea la ciudad y la pasión cultural de su gente hacen de este destino sorprendente un auténtico espectáculo de fusiones artísticas.

La primera edición del Festival de Danza de Invierno de Innsbruck contará la historia de la famosa familia de músicos cubanos Valdés en la producción "Lágrimas Negras"

Por un motivo u otro Innsbruck vibra 365 días al año. Ahora lo hará con sabor latino, ritmo cubano y danza española en un espectáculo cargado de emociones. Cuando Miguel Matamoros compuso el primer bolero son de la historia, “Lágrimas Negras”, en 1929, jamás imaginó que su triste cantar al desamor acabaría recibiendo un Grammy al Mejor Álbum de Jazz Latino 75 años después con un compatriota al piano, Bebo Valdés, y dando nombre al espectáculo del primer Festival de Danza de Innsbruck, que tendrá lugar del 9 al 15 de febrero.

Vista de la ciudad de Innsbruck.
Vista de la ciudad de Innsbruck.
Getty Images/iStockphoto

Homenaje a los Valdés

Aquel bolero que tras su triste letra presagiaba éxito fue el escogido por Trueba en 2002 para que El Cigala lo versionara con Bebo Valdés al piano. El cubano había abandonado su amada isla en 1961 para comenzar una nueva vida en Estocolmo, alejado de la revolución, pero también de su mujer e hijo. La letra de aquella canción debió remover las entrañas de Valdés: “Sufro la inmensa pena de tu extravío, siento dolor profundo de tu partía, y lloro, sin que tú sepas que el llanto mío tiene lágrimas negras, tiene lágrimas negras como mi vida”. Un círculo que se cierra casi un siglo después gracias al ingenio, la pasión y la extrema sensibilidad de otro hombre, el barcelonés Enrique Gasa Valga. Todo un homenaje a una familia entera, a tres generaciones que forman parte del patrimonio musical de Cuba, pero que sufrieron la tragedia del exilio, un homenaje también a las lágrimas negras del propio Bebo, que finalmente pudo volver a tocar con su hijo Chuchu.

Centro histórico de Innsbruck.
Centro histórico de Innsbruck.
Boris Stroujko

Espectáculo de emoción

Enrique Gasa Valga, coreógrafo y director de la Compañía Limonada Dance, puso a Innsbruck en el mapa de la danza internacional gracias a su trabajo como director del Tiroler Landestheater. Con su pieza “Frida Kahlo-Pasión por la Vida” recibió el premio austriaco de teatro musical, el Golden Schikaneder, a la mejor producción de ballet. Había llegado a Innsbruck con 27 años por motivos profesionales y la ciudad que le acogería le cautivó para siempre en cuestión de meses. Ahora, veinte años después, interrumpe sus ensayos de “Lágrimas Negras” para tomar un café y cautivar también con sus palabras. “El espectáculo es con música cubana en vivo, así que en los ensayos lo estamos pasando divinamente”, así se rompe el hielo. “Vendrán siete músicos cubanos y uno de ellos será Cucurucho Valdés, nieto del propio Bebo”. La emoción parece asegurada con este melancólico romance al son de Cuba.

Enrique Gasa Valga puso a Innsbruck en el mapa de la danza internacional gracias a su trabajo como director del Tiroler Landestheater

Su amor por Innsbruck se ve en sus ojos, pero fue su madre, a quien considera “un poco brujita”, quien presagió que en esta ciudad comenzaría una nueva vida. No huía de ninguna revolución como su admirado Valdés, pero tenía la vida por delante y esta ciudad le abrazó entre sus montañas, su cultura, su gastronomía y su gente. Y se movió, como se mueve en sus espectáculos, porque movimiento cataliza movimiento.

Arco del Triunfo de Innsbruck
Arco del Triunfo de Innsbruck
Getty Images

Ciudad confortable

El flamante coreógrafo es tremendamente intuitivo y pasional, por lo que para esta bella ciudad fue fácil cautivarle. Como apasionado del esquí, vivir en Innsbruck es un privilegio, pero además nos confiesa que le enamoró el tamaño de la ciudad, grande pero suficientemente pequeña como para ser cómoda y confortable. “Puedes ir caminando a todos lados, pero, sobre todo, en Innsbruck puedes perderte y reencontrarte, y en esas pérdidas y encuentros hay momentos de piel de gallina”.

En Innsbruck puedes ir caminando a todos lados, pero, sobre todo, puedes perderte y reencontrarte, y en esas pérdidas y encuentros hay momentos de piel de gallina”, afirma Gasa

A través de sus espectáculos Gasa busca precisamente eso, poner la piel de gallina al espectador, un estímulo que no tiene explicación científica. Se confiesa tremendamente intuitivo y pasional, su trabajo se mueve por pura emoción: “Yo no defino mi movimiento, me inspiro en el bailarín que tengo delante, después viene la música y, por último, me muevo”. Quizá sea por eso que esta ciudad le sedujo. Innsbruck inspira, uno quiere bailarla de arriba abajo, cruzar su río una y otra vez, pues cada luz cambia las tonalidades de ese verde que parece irreal. El colorido de las casas ribereñas, las montañas Nordkette una vez más, y así hasta comprender ese sentimiento que Gasa describe como irrefrenable: “La pasión es un sentimiento que se traduce en una acción irreprimible, irrefrenable. Pasión debe ser la vida”, y caminar sin rumbo por la capital del Tirol da vida.

Funicular de Innsbruck a las montañas.
Funicular de Innsbruck a las montañas.
Carla Royo-Villanova

A vista de pájaro

Como a buen español le gusta tomarse una copa o una cerveza después de largas horas de ensayos. De ahí que uno de sus momentos favoritos del día sea sentarse en la terraza panorámica del Bar 360º, en la planta 7 de la Galería Rathaus, para observar, cerveza en mano, cómo se pone el sol tras las montañas. Fue precisamente en este lugar cuando, observando el cielo azul, los tejados de la ciudad y el sol cayendo sobre las nevadas Nordkette, tuvo claro que aquel era su sitio. Disfruta de la capital del Tirol a vista de pájaro, desde una de las panorámicas más impresionantes de la ciudad con la espectacularidad de los Alpes como marco único.

Uno de los lugares favoritos de Enrique Gasa es la terraza panorámica del Bar 360º, en la planta 7 de la Galería Rathaus, para observar, cerveza en mano, cómo se pone el sol tras las montañas

En la misma planta se sitúa el restaurante Lichtblick con similar panorámica sobre la capital tirolesa y cocina regional y de temporada. La ubicación geográfica de Innsbruck es, sin duda, uno de sus rasgos más impresionantes, un telón de fondo escénico que acompaña la vista en cada rincón. Esta conexión con la naturaleza es palpable en la vida diaria de Innsbruck, ofreciendo oportunidades para practicar deportes al aire libre durante todo el año, desde el esquí en invierno hasta el senderismo en verano. Este fue otro de los motivos que argumenta el famoso coreógrafo en su interesante perspectiva de Innsbruck: “Estamos en el centro de Europa, en la ciudad más soleada de Austria, rodeados de montaña y naturaleza, aquí la vida es muy sana”.

Tumbonas en las montañas Nordkette.
Tumbonas en las montañas Nordkette.
Carla Royo-Villanova

Un trampolín único

Efectivamente la pasión por el esquí y el deporte en general están presentes por toda la ciudad, en sus tiendas, en los coches o en la indumentaria de sus habitantes. Enrique Gasa lo deja bien claro, hay dos planes que no se deben dejar de hacer en Innsbruck. El primero es subir en el funicular a lo alto de las Nordkette, hasta Hafelekar, a 2.256 metros de altura. Las pistas de esquí son auténticas pendientes hacia la ciudad, que abajo parece descansar amansada por el río Inn. En la estación intermediaria de Seegrube están las tumbonas que Gasa recomienda. Ubicadas a la intemperie, asomadas al balcón de Innsbruck, son el lugar más espectacular para tomar esa cerveza y en su restaurante saborear un delicioso y caliente goulash.

El trampolín de saltos de Innsbruck es una obra de arte firmada por la prestigiosa arquitecta Zaha Hadid

La segunda de sus recomendaciones también tiene que ver con el deporte, pero esta vez solo apto para profesionales. Se trata del trampolín de salto olímpico en otro de los montes que rodean Innsbruck, el Bergisel: “Impresiona ver desde arriba lo que significa lanzarse por ahí”. Efectivamente, resulta difícil de comprender cómo pueden lanzarse por un trampolín de 92 metros a toda velocidad para después volar y llegar lo más lejos posible (el récord lo tiene el austriaco Michael Hayböck que aterrizó a 138 metros en 2015).

Restaurante panorámico Sky, en Bergisel.
Restaurante panorámico Sky, en Bergisel.
Carla Royo-Villanova

De nuevo, pero desde el lado opuesto a Nordkette, Innsbruck impertérrita y orgullosa muestra la silueta de su historia centenaria. En su restaurante Sky, un gran mirador volado sobre el trampolín y la ciudad, la tarta Bergisel con la silueta de la rampa de lanzamiento más famosa del mundo triunfa entre los postres. El primer trampolín se construyó en 1925 y la ciudad ya tiene tres antorchas olímpicas como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1964 y 1976 y los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2012. Su actual silueta, de 2002, cuando la proyectó la arquitecta Zaha Hadid, es otro de los símbolos de la ciudad.

Boulevard María Teresa, principal calle comercial de Innsbruck.
Boulevard María Teresa, principal calle comercial de Innsbruck.
Carla Royo-Villanova

La calle María Teresa

Gasa reconoce que Innsbruck le ha dado grandes momentos, y no es de extrañar ya que se trata de una ciudad donde en cada rincón se respiran gotas de cultura: “Aquí he tenido momentos a nivel vital extraordinarios, me encanta pasear por la calle María Teresa esos días blancos de cielo azul, ver al fondo las montañas y camino del trabajo pienso en vivir, me pongo de buen humor”. La calle María Teresa, la emperatriz más poderosa del mundo y a quien llamaron suegra de Europa (era la madre de María Antonieta), es un boulevard y una de las calles comerciales más atractivas del país. Tiene más de 700 años y transcurre entre el Tejadillo de Oro y el Arco del Triunfo, que la propia María Teresa mandó construir como regalo de boda a su hijo Leopoldo. Sus casi 500 metros se pasean entre imponentes edificios, iglesias y palacios barrocos.

Me encanta pasear por la calle María Teresa esos días blancos de cielo azul, ver las montañas y camino del trabajo pienso en vivir, me pongo de buen humor”, dice Gasa
Enrique Gasa en un ensayo con sus bailarines.
Enrique Gasa en un ensayo con sus bailarines.
Peter Koren

Lenguaje universal

La visión artística de la danza es para Enrique Gasa Valga un espectáculo que consiga transportar al público a otro lugar, olvidando incluso los problemas del día a día. Pura evasión para acompañarle junto a sus catorce bailarines sintiendo la realidad del artista. “La danza es un lenguaje universal que traduce la música en movimiento. Es puro tránsito”, explica, de ahí que busque una completa simbiosis entre la música bailada y el espectador. En febrero llevará hasta Cuba a sus cómplices del tránsito y acercará la playa y el mar a su querida Innsbruck. Su trabajo se mueve por pura emoción, Innsbruck le adora y Europa se ha fijado en la capital tirolesa gracias a su trabajo y enorme prestigio. Ahora los espectadores tienen fe en “Lágrimas Negras” y él espera no defraudarles.

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