![Árbol de Navidad más alto de Europa en Cartes](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2023/12/26/arbol-de-navidad-mas-alto-de-europa-en-cartes.png)
Cartes es uno de los pueblos medievales más genuinos del norte de España. Situado en Cantabria, muy cerca de Torrelavega, su gran calle de casas de piedra es cortada por sus históricos torreones con dos arcos que cerraban el paso dejando caer dos grandes rejas levadizas. No se conserva otro fuerte castellano en toda la cornisa cantábrica. Sin embargo, este conjunto histórico es un gran desconocido que está descubriéndose ahora gracias a la magia de la Navidad. O del marketing navideño, depende como se mire.
El ayuntamiento de Cartes, con 6.000 habitantes, decidió entrar en la competición de las ciudades disputándose quién tenía el árbol de Navidad más largo. Vigo, Granada, Badalona... De repente, un pequeño pueblo junto al río Besaya se adelantó a todos. La empresa instaladora había discurrido un sistema de andamios que permitía ir alzando la estructura hasta convertirse en el más alto de Europa. Objetivo logrado: 65 metros de estructura sostenida en 40 toneladas de metal, coronadas por una estrella blanca que incluso se divisa desde la costa cántabra.
Cartes (y sus torreones) se han puesto en el mapa. Aunque jugar al árbol más grande podía haber sido un percal estético. Muchas de estas estructuras caen en la morralla de colorinchi visual y terminan aturullando. En cambio, la villa medieval cántabra ha convertido el enredo de andamios en un ejercicio de fantasía navideña. La inteligencia ha estado en envolver el abeto de hierro con solamente luces de leds blancas, fijas y destellantes.
De esta forma, se da un empaque de elegancia a la propuesta. Mientras en su interior, el esqueleto de forjado se ilumina con cañones de luz de color que van cambiando a verde, rojo o morado, otorgando un contraste de profundidad a la maraña de metal de este trampantojo luminoso instalado junto a los torreones de piedra del siglo XV.
Los visitantes hacen cola para poder entrar al árbol. Ahí la visita da un vuelco especial. Las bombillitas que sirven de armazón y los reflejos de las luces en los propios andamios provocan una envolvente experiencia visual que recuerda a las psicodélicas 'Infinity Rooms' de la artista japonesa Yayoi Kusama.
El árbol más alto de Europa podía haberse quedado en un acto faraónico más, pero se ha materializado con la sensibilidad que consigue transformar una pirámide de andamios hacia ninguna parte en un lugar que moviliza los sentidos. Porque, tras el choque con su grandilocuencia externa, entrar a sus tripas da alas a la imaginación. Y eso, al final, es la esencia de la Navidad.
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