Está en la lista de Los pueblos más bonitos de España, lo que ya es suficiente garantía. Viajar hasta Sepúlveda siempre merece la pena. Esta villa segoviana es bonita y muy visitada (queda no lejos de Madrid), lo que, sin embargo, no quita para que tenga que luchar como tantos otros pueblos contra el monstruo de la despoblación. Hoy ya son menos de mil habitantes censados.
La piedra y el tiempo pueden hacer maravillas como demuestra Sepúlveda. Lo que alberga esta localidad castellana entre sus muros ya justifica la visita. Pero además, en las afueras del pueblo nos esperan las Hoces del río Duratón.
Plaza Mayor
Era el lugar en el que se celebraban los mercados, las corridas de toros, los bailes y las fiestas populares. Hoy sigue siendo el espacio de celebración de mercados y todo tipo de actividades culturales. La de Sepúlveda es de forma rectangular y con porticado. Conserva los restos del castillo de Fernán González, así como la iglesia de San Bartolomé (siglo XII), levantada sobre una estructura de piedra que bien pudo servir de defensa. Junto a esta plaza, la del Trigo, y tras ella, un entramado de calles que guían al turista hasta la iglesia del Salvador, la más antigua de la provincia.
Museo de los fueros
La iglesia de los Santos Justo y Pastor alberga en su interior el Museo de los Fueros, debido a la importancia de estos documentos en la Edad Media para la villa. El visitante accede a la historia de Sepúlveda, comprendiendo qué eran fueros y su importancia para la localidad. La iglesia, construida a finales del siglo XII y principios del XIII, destaca por su planta basilical con tres naves. También merece la pena visitar la iglesia de San Bartolomé (en la imagen superior).
Hoces del Duratón
Aguas abajo de Sepúlveda, el río Duratón se ha encajado en esta zona en un profundo cañon de 25 kilómetros, dando lugar a un parque natural con una de las mayores colonias de buitres leonados. Desde 1989 es Parque Natural, al que podemos llegar desde Sepúlveda por la senda de los Dos Ríos (5 km).
El parque tiene una longitud de 27 kilómetros y una superficie de 5.037 hectáreas. Sorprende ver como el río, encajonado, ha ido formando pronunciados meandros y curvas en ocasiones cercanas a los 260 grados de giro. En sus paredes verticales se han aposentado los buitres. La colonia de buitres leonados del cañón está considerada como la mayor de Europa.
Ruta de los Miradores
Una manera excepcional de conocer Sepúlveda es a través de sus miradores. Desde ellos es posible disfrutar de las diferentes panorámicas que regala la villa y descubrir las hoces del río Duratón (en la foto), el románico sepulvedano, los edificios más emblemáticos, las puertas y su muralla natural y construida, las diferentes alturas, volúmenes y colores, construcciones y paisajes, y dependiendo de la hora, el más bello de los atardeceres.
Un asado
En la gastronomía típica sepulvedana tiene larga tradición el cordero asado, el cordero lechal asado hecho en horno de leña, la sopa castellana y el bacalao.
Y dulces para los golosos
Podemos aprovechar y comprar unos dulces en la plaza de España. Las pastelerías El Castillo y La Peña elaboran deliciosas tortas, mantecados, soplillos y rosquillas de Castrillo. También hay que probar el ponche segoviano.
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