![Calles del El Khorbat Oujdid.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2023/02/20/fotografia-el-khorbat-oujdid.jpeg)
En el bajo valle del Todra, muy cerca de la ciudad marroquí de Tinghir, nos encontramos con un antiguo poblado fortificado construido a mediados del siglo XIX: el ksar de El Khorbat Oujdid. Todos los edificios de este sorprendente enclave están construidos en barro y han sido restaurados recientemente bajo un proyecto internacional de ecoturismo.
Una curiosa estructura rodeada de murallas
Un ksar es el término árabe que, según el país o región, puede referirse a una fortaleza, un palacio, un campamento militar o, en el caso de Marruecos, a una aldea fortificada rodeada de murallas. En los valles presaháricos, entre los ríos Drâa y Ziz, llegó a haber un millar de estas aldeas hacia el año 1920. A día de hoy, más de la mitad han desaparecido o están en ruinas, sin embargo, todavía hay algunos que se encuentran total o parcialmente habitados.
![El Khorbat Oujdid.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_480/uploads/imagenes/2023/02/20/fotografia-el-khorbat-oujdid-2.jpeg)
Es el caso de El Khorbat Oujdid, construido en 1860 y todavía con residentes. Sus estructuras están hechas a base de tapial, es decir, tierra arcillosa compactada a golpes. En cuanto a la estructura de su entramado urbano, presenta un plano rectangular muy regular, atravesado de punta a punta por una calle central y ocho callejones perpendiculares.
El acceso al ksar se hacía únicamente a través de una entrada monumental con forma de arco y una torre de vigilancia a cada lado, y se suman otra cuatro torres más en las esquinas de la muralla. La entrada se comunica con la calle central a través de una plaza pública donde se encuentra la mezquita.
![El Khorbat Oujdid.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_480/uploads/imagenes/2023/02/20/fotografia-el-khorbat-oujdid-1.jpeg)
Un proyecto de ecoturismo
La mitad de las casas de El Khorbat continúan habitadas, mientras que otras han sido rehabilitadas con diferentes funciones, como alojamientos para viajeros, un museo y un taller de artesanía femenina. Esos trabajos de rehabilitación se enmarcan dentro un proyecto de cooperación internacional.
De esta manera, una asociación local financiada por el Colegio de Aparejadores de Barcelona colaboran en salvaguardar este patrimonio histórico y artístico de valor incalculable a través del ecoturismo.
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