A media hora de Cádiz por carretera se localiza Chiclana de la Frontera, que más allá de tener una de las playas más famosas de España, La Barrosa, cuenta con una importante riqueza natural y monumental. De esta localidad disfrutaremos de su blanco casco urbano, casi cegador, de la serenidad de sus balnearios y spas y de lo mejor que puede ofrecer la naturaleza, sea por su paisaje o por sus productos gastronómicos.
Chiclana de la Frontera es un municipio donde llegaron los fenicios hace milenios, pero su fundación data del siglo XIV, cuando el rey Fernando IV le cedió este territorio al caballero Alonso Pérez de Guzmán, conocido como Guzmán el Bueno. Chiclana goza de pertenecer al Parque Natural de la Bahía de Cádiz y contar con el Paraje Natural Marismas de Sancti Petri.
Chiclana de la Frontera a pie
La mejor forma para conocer una ciudad es caminando. Los principales puntos de visita de Chiclana y su centro urbano puede recorrerse en una hora y media aproximadamente. Es imprescindible visitar sus edificios religiosos como la Ermita de Santa Ana, del siglo XVIII, o la neoclásica Iglesia de San Juan Bautista.
La ruta de los 7 puntos mágicos de Chiclana es perfecta para conocer el entorno urbano y rural de la localidad gaditana. Se reconocen por un monolito de piedra con la descripción del punto de interés que son los siguientes: Colina de Santa Ana, Loma del Puerco, Templo de Hércules, Salinas, Miralmar, El Carrascal y La Espartosa.
Aguas medicinales y relajación
A dos kilómetros de la ciudad, puedes mimar a tu cuerpo y mente en el balneario de Fuente Amarga cuyas aguas alivian afecciones cutáneas de origen inflamatorio y/o alérgico como el eczema o la psoriasis, los reumatismos articulares crónicos y los procesos respiratorios inflamatorios crónicos como la bronquitis crónica o alergias respiratorias.
Chiclana cuenta con un gran número de centros termales y spas, aunque este balneario es un veterano, lleva desde 1803 prestando sus servicios. Hospedarse en su hotel una noche parte de los 70 euros.
Mar, vino y embutido
De Chiclana son típico los productos del mar como es evidente por su posición geográfica, pero también los embutidos y los vinos. Es obligatorio degustar el chicharrón y la butifarra chiclanera . Además, la sal y el vino cuentan con su propio espacio homenaje, el Centro de Interpretación del Vino y la Sal. Si eres más de práctica que de teoría, hay numerosas bodegas como Bodega Manuel Aragón "el Sanatorio" (cata de vino previa reserva por 3 euros) o Bodegas Miguel Guerra.
Los mercados son un ejemplo de la vida cotidiana de un lugar y de las mejores opciones para catar los productos y platos locales. En el Mercado de Abastos veremos chicharrones, acedías, lubinas, atún rojo, butifarra, langostinos, uva, patatas o longaniza, entre otros productos autóctonos.
Entre el océano Atlántico y la campiña está Chiclana y por ello destacan sus salinas, no solo por la sal que llega a nuestra mesa sino por el ecosistema de aves que crea. Si bordeamos la Salina de Carboneros podremos avistar aves acuáticas y contemplar el paisaje de marismas representativo de Chiclana.
Templo de Hércules
Los fenicios levantaron en estas tierras un templo en honor al dios Merqart (Heracles en la mitología romana y Hércules en la griega) donde la llama encendida en su interior nunca se apagaba. Historiadores clásicos se aventuran a afirmar que en él está enterrado el semidiós y que el templo lo visitaron figuras como Aníbal o Julio César.
Poco queda de este sagrado lugar para los fenicios. En la actualidad, los expertos debaten sobre las dimensiones y la ubicación exacta del complejo religioso. La huella más material que queda es el Castillo de Sancti Petri, fortaleza alzada sobre un islote perteneciente al municipio de San Fernando, pero que podemos llegar con las embarcaciones que salen del Puerto Deportivo de Sancti Petri (Chiclana de la Frontera).
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