Un recorrido por la Costa Quebrada de Cantabria: de increíbles formaciones geológicas a calas espectaculares

Los 20 kilómetros de litoral que separan Santander del municipio de Ubiarco albergan parajes de otro planeta, y todo a ello a orillas del Cantábrico. Además, sus playas vírgenes son de las más bonitas del norte de España.
Las playas de La Arnía y Los Cobachos, en la Costa Quebrada.
Las playas de La Arnía y Los Cobachos, en la Costa Quebrada.
Luis Miguel Martin Presno
Las playas de La Arnía y Los Cobachos, en la Costa Quebrada.

El norte de la Península Ibérica es uno de los lugares favoritos de muchos para pasar unos días de vacaciones sin salir de España, y es que la costa del Cantábrico es un lugar apasionante en el que se pueden contemplar paisajes únicos en Europa. Aunque la mayoría opta por quedarse en ciudades y pueblos con playa, lo cierto es que esta parte del país también es perfecta para hacer increíbles rutas con el coche.

Uno de esos viajes que se pueden hacer por Cantabria que dejará fascinados a cualquiera que lo complete es una impresionante ruta por la Costa Quebrada. Esta parte del litoral comprende los 20 kilómetros que separan Santander de Ubiarco, y aunque mantiene la espectacularidad que caracteriza a esta región, tiene algo especial que la convierten en uno de los enclaves más imponentes que se pueden conocer este verano.

Las paradas que hay que hacer en la Costa Quebrada

Playa del Camello de Santander
Playa del Camello de Santander
EUROPA PRESS - Archivo

Si se opta por comenzar esta ruta desde Santander, el primer alto en el que camino hay que hacerlo en la playa del Camello, en la propia capital cántabra. Situada en la Península de la Magadalena, ahí podremos hacernos una idea de los parajes que nos esperan a lo largo de todo el litoral, ya que las formaciones geológicas que se encuentran en ella son increíbles; además, podrás contemplar la célebre escultura de Neptuno Niño, erigida en lo alto de una de estas estructuras pétreas.

La segunda parada del recorrido está muy cerca de Santander, y es que la Isla de la Virgen del Mar (que con marea baja se transforma en un tómbolo), donde se encuentra la extraordinaria ermita homónima. Eso sí, para ejemplo tombólico, el de la Playa de Covachos, situado a pocos kilómetros de la capital y que es uno de los enclaves más imponentes de todo el litoral cantábrico.

Playa de Covachos.
Playa de Covachos.
iStock

Dicha playa está dentro del Parque Natural de las Dunas en Liencres, en el que, tras adentrarse en extensos pinares y caminos angostos, también podremos poner un pie en las impresionantes playas de Valdearenas y de Canallave, dos de las más bonitas de todo Cantabria. Tampoco hay que dejar pasar la oportunidad de conocer la imponente Playa de Somocuevas, situada en un enclave geológico espectacular.

Además, muy cerca de Liencres también se pueden conocer otros tantos lugares igual de espectaculares, como una de las formaciones geológicas más famosas de toda el litoral: la Puerta del Mar, también conocida como Urro del Manzano. Estas estructuras pétreas moldeadas a lo largo de milenios son una de las estampas más fotografiadas de la Costa Quebrada, y argumentos no la faltan. Además, justo a poca distancia se encuentra la playa de La Arnía, una de las más bonitas de esta región.

Parque natural de las dunas de Liencres
Parque natural de las dunas de Liencres
iStock

La parte más occidental de la Costa Quebrada

Tras cruzar el río Pas, hay que tenerse un momento en la localidad de Miengo para poder contemplar la Playa de los Caballos, un enclave costero al que es prácticamente imposible acceder, pero que es una parada obligatoria en la ruta por la Costa Quebrada. Desde ahí hay que dirigirse a Suances, una de las localidades cántabras con más turistas, pero que esconde enclaves tan impresionantes como la Playa de los Locos, ideal para los amantes del surf, o la Roca Blanca, situada en la Península del Dichoso a poca distancia del municipio.

Roca Blanca en Suances
Roca Blanca en Suances
iStockphoto

Para finalizar el recorrido por la Costa Quebrada, hay que poner un pie en la pequeña pero rocosa Playa de Santa Justa, en la localidad de Ubiarco. El precioso pueblo cántabro marca el final de esta magnífica parte del litoral cantábrico, aunque no por ello se tiene que terminar ahí la ruta. A apenas 20 minutos por carretera de la villa se encuentra Santillana del Mar, uno de los municipios más bonitos de Cantabria y que es el mejor lugar para despedirse de este rincón de la Península Ibérica. 

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