Si nos preguntan qué hay subsuelo de la capital de España no pensaríamos más allá del metro, el sistema de alcantarillado o los túneles de la M-30. Aunque menos atractiva que las vistas del exterior, hay rincones escondidos ligados a la historia más reciente y otros que se remontan casi al origen de Madrid bajo los imponentes monumentos, plazas y parques de la ciudad.
Túneles secretos, búnkeres y estaciones de metro fantasmas, son varios de los escondrijos donde parece no haber pasado el tiempo. Algo que no se puede decir del exterior de la ciudad, concurrido y cambiante.
Museos del metro de Madrid
En contraste con el ir y venir frenético de pasajeros, hay varias estaciones de metro ahora convertidas en museo. Hay cuatro espacios que pueden visitarse y, ¡gratis!
La estación de Chamberí, antigua parada de la línea 1 de metro es quizás el tour suburbano más conocido del listado. Se construyó en los años 20 del siglo pasado y cerró en 1966, ya que no se pudieron alargar los andenes para que cupiesen los nuevos trenes de mayor longitud que se incorporaron en esa década.
Es un auténtico viaje al Madrid de mitad de siglo XX, la estación mantiene fidedignamente la estética y los carteles publicitarios de los años 20. La entrada y las visitas guiadas se deben reservar previamente a través de su web y su parada de metro más cercana es Iglesia.
Siguiendo con la línea 1 de metro, la primera de la ciudad, está la estación de Pacífico que alberga la Nave de Motores. Un espacio en el que están expuestas tres motores diésel de gran dimensión y el resto de maquinarias que proveían de energía a los trenes.
Al igual que al anterior, la entrada libre y las visitas guiadas van por previa reserva a través de su web. Aprovechando la parada, uno de los vestíbulos de la estación, el que da hacia el andén en dirección Valdecarros es el original de 1923.
Los sitios a continuación van sin reserva y se les puede echar un vistazo si te encuentras en estas paradas. En la estación de Ópera hay una recreación de la fuente de los Caños del Peral, una fuente que recogía el agua de una manantial junto al arroyo del Arenal (lo que es la calle Arenal actualmente) durante la segunda mitad del siglo XVI.
Por otro lado, está el Museo Metro Chamartín, en la estación homónima, con una exposición del nacimiento y evolución de los trenes del servicio de metro madrileño.
El búnker del Capricho
El parque del Capricho de la Alameda de Osuna suele pasar desapercibido en Madrid. Se construyó entre 1787 y 1839 para los Duques de Osuna, al que la duquesa le dio especial mimo. El parque está concebido para pasear largas horas y perderse en sus rincones íntimos y bucólicos. Despliega una importante riqueza escultórica y botánica y a ellas se les une el palacio de los duques, cerrado pero en restauración para su apertura.
Ahora bien, tras esa luminosa y armoniosa descripción del parque hay un rincón más negro: el búnker de la Posición Jaca, un refugio que alojó el Cuartel General del Ejército Republicano del Centro.
Está a 15 metros bajo tierra, tiene una dimensión de 2.000 metros cuadrados y es capaz de aguantar bombas de hasta 100 kilos. Edificado en 1937 supuso un enclave muy útil dada su lejanía con el frente de guerra y el recinto arbolado le servía de camuflaje. Hay cuatro salidas hacia el parque y una galería de escape que cruza por debajo del palacio de los duques.
El acceso de este enclave bélico es algo limitado pues es necesario apuntarse en el programa "Pasea Madrid", que organiza recorridos guiados sin coste con el objetivo de fomentar la importancia de preservar el patrimonio y bienes culturales de la ciudad.
¿Cuevas de Altamira en Madrid?
Madrid no destaca realmente por yacimientos prehistóricos pero sí tiene el Museo Arqueológico Nacional que cubre esa carencia. Junto a los jardines de la entrada del museo, bajando unos cuantos metros hacia el subsuelo, se encuentra una réplica de las pinturas rupestres halladas en las Cuevas de Altamira, declarada en 1985 patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Abierta al público desde 1964, fue obra del equipo del doctor Erich Pietsch, que ya había realizado una similar para el Deutsches Museum de Munich. Tras un tiempo cerrada, la sala se reabrió el pasado septiembre, su acceso viene incluido con la entrada del museo que cuesta 3 euros la general, 1,50€ la reducida y es gratis para menores de 18 y mayores de 65. Solo puede visitarse por las mañanas, de 9.30 a 14.30h.
Baños árabes en el Madrid más castizo
Realmente no es tan raro un hamman en Madrid, pues la capital alberga vestigios del pasado árabe. Retrocediendo, y mucho, hacia el año 865 el hijo de Abderamán II, emir de Córdoba mandó a su hijo Muhammad I a edificar la aldea de Magerit. Dos siglos después, el rey de Castilla Alfonso VI reconquistó la localidad y entonces se abriría un etapa de convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos. La fusión de la lengua árabe y romance resultó en que predominara el topónimo de Madrid.
Tras un largo día de visita, tras recorrer las vetustas estaciones de metro o resquicios de la Guerra Civil española como el búnker del Capricho, se puede finalizar el día por todo lo alto en un hamman.
El hamman es un tipo de baño a vapor de origen árabe, que además de su propósito higiénico, sirve para purificar el cuerpo, la mente y el alma. Hay varios pero el más destacable es Hamman Al Andalus, en la calle Atocha, edificado sobre un aljibe de tres siglos de antigüedad y el centro reinterpreta los antiguos baños árabes de Al Andalus.
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