Los siete faros más bonitos en los lugares más espectaculares de nuestra costa

Siempre rodeados de misterio, fondo ideal de la foto más romántica y ubicados en los paisajes más alucinantes, estas son las siete luces que merece la pena buscar cuando estés cerca del mar
Puesta de sol en el cabo de Formentor (Mallorca).
Puesta de sol en el cabo de Formentor (Mallorca).
Getty Images/iStockphoto
Puesta de sol en el cabo de Formentor (Mallorca).

En España hay más de 190 faros que todavía funcionan, aunque ya es raro encontrar a un farero viviendo en ellos. Los nuevos sistemas de comunicación y de localización han robado importancia a lo que un día fue imprescindible para navegar. Por eso muchos de aquellos antiguos faros son hoy museos o centros de interpretación de sus zonas, otros siguen como estaciones meteorológicas y otros muchos están viviendo una segunda o tercera vida convertidos en hoteles o restaurantes.

Muchos antiguos faros son hoy museos, centros de interpretación, estaciones meteorológicas o se han convertido en hoteles y restaurantes

Tanto entre los que quedan guiando a los marineros como entre los que ya no, hemos hecho una selección para destacar los más bonitos y los que están situados en lugares únicos. En definitiva, una lista de los faros que merecen, y mucho, una visita.

Torre de Hércules.
Torre de Hércules.
Getty Images/iStockphoto

1. Torre de Hércules (A Coruña)

Debe encabezar la lista ya que es el único faro declarado Patrimonio de la Humanidad, además de ser el más antiguo. Los libros de Historia dicen que ya estaba en funcionamiento en el siglo I, pero se cree que la torre en sí ya existía y que en esa época se reutilizó para faro. De lo que no hay dudas es de que su diseño se debe a Gaio Sevio Lupo, un arquitecto de Coimbra que dejó grabado su nombre, seguramente porque sabía que su construcción pasaría a la Historia. Para visitar este faro romano no hay que alejarse mucho del centro de la ciudad, lo que lo hace todavía más especial.

Faro de Finisterre.
Faro de Finisterre.
Getty Images/iStockphoto

2. Finisterre (A Coruña)

Se trata de uno de los faros más visitados y señalados de toda la costa. Este punto, que durante siglos se creyó el fin del mundo, sigue estando cargado de simbolismo. Se construyó en 1853 para proteger y salvar a los marineros de una de las zonas más peligrosas de nuestro litoral. Las nuevas tecnologías le robaron su función, pero un grupo de hostelería le dio una segunda vida y permite a unos pocos afortunados pasar la noche allí.

Castillo y faro de Santa Ana en Castro Urdiales.
Castillo y faro de Santa Ana en Castro Urdiales.
Anton Sheiko

3. Faro de Santa Ana (Castro Urdiales)

En este caso no se cumple el requisito de estar en un lugar apartado, bucólico y solitario, ya que este faro forma parte del propio castillo de Castro Urdiales, uno de los pueblos más bonitos de la costa cántabra. Lo bueno de pertenecer a un monumento histórico es que se puede visitar y disfrutar de las impresionantes vistas que un día estuvieron solo al alcance de los fareros.

Faro del cabo de Gata.
Faro del cabo de Gata.
Toño Balaguer

4. Cabo de Gata (Almería)

Cambiamos de mar y de paisaje para viajar hasta la provincia de Almería, al punto más suroriental de la península. En este caso, el faro todavía funciona, motivo por el que no se puede visitar. Eso sí, sus alrededores siguen siendo un reclamo para los muchos turistas que deciden terminar el día de playa disfrutando de este entorno a la luz del atardecer.

Desde la altura del faro de cabo de Gata se aprecia la impresionante estampa que nos regala el Arrecife de las Sirenas

Desde la altura del faro se aprecia la impresionante estampa que nos regala el Arrecife de las Sirenas. Se dice que el nombre de este enclave, que durante siglos fue peligrosísimo para los navegantes, proviene de que aquí vivían varios ejemplares de focas monje. Los marineros las confundían con sirenas, se acercaban más de la cuenta y terminaban naufragando. Además de disfrutarlo desde la altura, este es uno de los paraísos de los amantes del submarinismo.

Faro de Trafalgar.
Faro de Trafalgar.
Arena Photo UK

5. Trafalgar (Cádiz)

Una torre blanca en medio de un gran arenal desde el que muchos aseguran que se pueden disfrutar los atardeceres más bonitos. Pero antes de que llegaran amantes de los faros de todo el mundo a visitar su playa, este faro ya había visto unos cuantos hechos históricos, como la famosa batalla de Trafalgar, durante la cual varios buques de la armada española terminaron hundidos. Al igual que otros muchos, este faro ya está en desuso y es posible visitarlo.

Faro de Formentor.
Faro de Formentor.
Getty Images

6. Formentor (Mallorca)

Dicen los mallorquines que en este punto “se encuentran todos los vientos” y, como podrás adivinar, siempre hace viento. Pero este forma parte de su encanto salvaje y agreste. Alejado de todo y de no muy fácil acceso (las limitaciones en verano también cuentan), aquí sí es fácil respirar ese halo de misterio tan característico de los faros y esa sensación de estar en un lugar único.

Faro del cabo de Ajo.
Faro del cabo de Ajo.
Vanbasten23

7. Faro de Ajo (Cantabria)

Terminamos con uno de los faros más originales. Y es que con esa idea de darle una segunda vida a estos elementos que tantas salvaron en su día, el ayuntamiento de Bareyo decidió arriesgar y apostar por la originalidad y el color. Fue el artista cántabro Okuda San Miguel quien cambió por completo la idea que tenemos hasta ahora de un faro, al que como mucho lo decoran unas bandas horizontales sobre un fondo blanco. Fue en 2020 cuando este faro se cubrió de colores y los turistas empezaron a señalarlo en mapa. ¿Lo has visitado ya?

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